El secreto mejor guardado del rey Midas de las 'chuches' logroñesas
El ahora dulce imperio del 'Willy Wonka' riojano tuvo en sus titubeantes comienzos sus días más amargos: las napolitanas recién hechas fueron el inicio de su despegue Jesús Arbués Propietario de la cadena de tiendas 'El Ángel' y 'La oliva'
JAVIER CAMPOS jcampos@diariolarioja.com
Domingo, 20 de febrero 2011, 15:01
Como casi todos los descubrimientos ocurrió por pura casualidad... Apenas habían transcurrido unos meses desde su apertura al público y Jesús y Ángel optaban por poner a la venta el negocio familiar. Los frutos secos y las golosinas, definitivamente, habían resultado una mala idea. Un cierre a tiempo, un posible comprador rondando y una salida airosa antes de que fuese demasiado tarde... Sin embargo, la solución a sus problemas llegó cuando menos lo esperaban.
«Deme una napolitana, pero sin decorar... démela recién sacada del horno y no se complique», les pidió un lejano día de 1998 una clienta sin saber que tal solicitud en su entonces único establecimiento en Pérez Galdós cambiaría el rumbo de la la historia que ahora sale a la luz.
Hoy, más de 12 años después, Jesús Arbués Botaya, empresario natural de Luna, municipio perteneciente a la comarca de las Cinco Villas de la vecina Zaragoza, desvela su secreto y tal vez la clave que le ha permitido ir abriendo desde entonces una nueva tienda en Logroño cada 15 meses. «Recuerdo que entre tantos chicles, pipas y caramelos las napolitanas se empezaron a vender como churros», tira de memoria el protagonista.
El ahora dulce imperio del 'Willy Wonka' riojano tuvo en sus titubeantes comienzos sus días más amargos: las napolitanas recién hechas y la puesta en funcionamiento de un 'punto caliente', léase horno, fueron el inesperado inicio de un despegue que hoy se ve traducido en un total de nueve establecimientos: hasta ocho bajo la denominación de 'El Ángel' y uno más, de sabores salados, bautizado con el nombre de 'La oliva'.
«No voy a decir que solo fuese cuestión de fortuna porque lo cierto es que, aun no negándola, ésta te tiene que pillar trabajando», reconoce esta especie de rey Midas de las 'chuches' que ha conseguido teñir con su amarillo 'corporativo' las principales calles de la capital riojana.
Decir 'El Ángel' en Logroño es sinónimo de golosinas y frutos secos, pero también de refrescos, pan y bollería para todos los públicos y en cualquier momento. El olor que sale de cada una de sus tiendas fueron y son el mayor reclamo... y el boca a boca, su mejor tarjeta de presentación.
«Somos distintos a las tiendas más tradicionales del sector, pues aunque desde fuera pueda dar esa sensación lo cierto es que nuestro nicho de mercado es mucho más amplio... No solo servimos a público infantil sino que nos dirigimos a la familia en general: el 'peque' se lleva sus caramelos, el abuelo compra un botellín de agua y la madre coge la barra de pan», explica Arbués.
Un concepto de negocio, el de la cadena de tiendas de 'chuches', entonces desconocido en Logroño, pero que a día de hoy no solo es una realidad en la capital riojana sino que comienza a llegar al resto de ciudades norteñas. «Lo difícil es abrir las cuatro primeras», confiesa Arbués, cuyos planes de futuro pasan por, como mínimo, un nuevo punto de venta en la ciudad y desplegar las alas de su 'ángel' por otros puntos de la geografía española ajenas al fenómeno 'dorado'.