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Laguna en el PERI Carnicerías. Oculta a los ojos del viandante por el vallado, en la peña Rondalosa llevan años advirtiendo de la balsa de agua acumulada.
La suciedad era esto

La suciedad era esto

Improvisados urinarios, incontrolados vertederos y hasta una laguna de agua estancada se esconden en pleno centro de Logroño... «No hay mejor lugar para las plagas», protestan

Javier Campos

Lunes, 4 de julio 2016, 13:20

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«Y aquí, justo debajo, nuestra laguna particular... con cada vez más flora y más fauna. Vamos, que Félix Rodríguez de la Fuente hubiese podido rodar un capítulo de 'El Hombre y la Tierra' sin necesidad de salir de Logroño». El tono irónico de Jesús adquiere todo su sentido nada más abrir la puerta que da acceso al pequeño balcón. Tanto desde el primero como desde el segundo piso de la que lleva 26 años siendo la sede social de la peña Rondalosa, si bien en su parte trasera, por lo que permanece ajena a todo aquel que no sea del vecindario, la vista es la de una gran masa de agua embalsada a modo de pantano (o cenagal, pues el 'verdín' comienza a invadirlo todo) que sorprende a propios y extraños. «De momento hemos visto ratas y otro tipo de plagas urbanas, pero suponemos que no tardarán en aparecer los caimanes», sigue bromeando el vocal de la junta directiva de la peña logroñesa.

Más allá de los problemas puntuales que puedan ir apareciendo aquí y allá y que, en un momento dado, puedan llegar a ser motivo de queja, el Casco Antiguo de Logroño ve con preocupación a la par que desesperación cómo se han ido consolidando con el paso del tiempo 'focos' de suciedad e insalubridad generados en torno a los solares que han ido quedando vacíos. De ellos, el del PERI Carnicerías, entre la calle Mayor y la plaza Martínez Zaporta, sería el principal, aunque al encontrarse tras la valla -a un paso de la plaza del Mercado- el problema permanece 'oculto'.

«El mal olor ya es casi lo de menos, pues nuestra inquietud está en que el agua pueda llegar a dañar nuestros cimientos», explica Jesús Leorza. La caída de COMSA supuso en la práctica el abandono del citado PERI -enajenado por el Ayuntamiento de Logroño en el 2007- y desde hace más de un lustro las supuestas filtraciones del terreno han originado la laguna. «Desconocemos los motivos pues nadie nos ha dado una explicación convincente. Ni ponen solución ni nos hacen caso; ni Ayuntamiento ni empresa. El agua la bombean cada cierto tiempo, pero... Tuvimos que arreglar el aire acondicionado y tuvieron que entrar con botas de pesca, montar una plataforma, y en eso que nos dimos cuenta de que un pilar estaba afectado por la humedad», sentencia «no un poco harto, sino muy harto».

El problema que supone el 'paralizado' PERI es evidente más allá de la maleza y suciedad que presenta -hay material pesado de obra como grúas en pie y tumbadas-. Los restos de 'botellón' que se cuelan por el vallado tras el baldeo por arrastre y presión serían la 'guinda' de tan indigesto pastel. El recorrido por el perímetro hace que esa mañana, viernes, la Mayor se despierte tras una noche de 'marcha'. Sorprenden los restos de la fiesta, pero especialmente la cantidad de orines sin limpiar aquí y allá pese a ser las 11. «Antes pasaban a limpiar antes, pero ahora es frecuente ver a los peregrinos echando juramentos en su idioma pues, precisamente, no es la mejor imagen que podemos dar como ciudad», explica Marcos, el 'zapatero'.

Lo de los orines llega a tal extremo que hay urinarios consolidados en diferentes e 'históricos' puntos con idas y venidas a cualquier hora del día. Las escaleras de bajada desde la calle Sagasta al puente de Hierro, el solar de la calle Yerros convertido en aparcamiento, rincones de las plazas Concha Pérez Santo Tomás, justo frente a la iglesia de Palacio, o la de Santa Ana y, desde hace algún tiempo, incluso la fuente del peregrino de la plaza de la Oca. Sobre todos, y también en pleno centro, destaca la fachada con rampa del IES Sagasta, en plena glorieta del Doctor Zubía. «Se limpia a diario, pero al momento vuelve a estar igual», cuenta Pablo, de la UTE 'Logroño Limpio', en plena faena. La situación es tal que hasta la piedra se ve afectada.

Avenida Navarra tampoco permanece inmune y la Villanueva a la que da acceso es la mejor prueba de ello. Allí, concretamente en la calle San Roque y ante las numerosas plagas de ratas que han ido encadenando, pueden verse puertas de solares cerradas 'provisionalmente' con tablas por los propios vecinos. Abilio, residente en la zona, confirma que lo nuevo es una plaga de ratones. Pequeños roedores que encuentran en parcelas sin uso y edificios vacíos y en mal estado su hábitat ideal para establecerse. «Siendo la parte vieja y con el Ebro al lado parece ser que es lo que nos toca, aunque para ser justos hay que decir que se desratiza con frecuencia...», concluye.

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