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El popular Rafa saca brillo a sus zapatos.
El último 'limpia' de la capital

El último 'limpia' de la capital

'Rafa' sigue a pie de caja puliendo zapatos en el Hotel Husa de Gran Vía tras 57 años acodado en bares y cafeterías hoy desaparecidas

JAVIER CAMPOS

Sábado, 17 de enero 2015, 01:29

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71 años le contemplan... 57 de ellos sentado en su pequeño banco y no recuerda ya ni cuántos ataviado con chaleco -chaquetín- y corbata -el día de la entrevista combinada con una chapita en la solapa- presto y dispuesto a prestar sus servicios. Desde que a los 14 años le dieron una caja y su primer rincón en el 'Miguel' de Juan Lobo se ha mantenido fiel al cepillo y a la crema convirtiéndose actualmente en todo un superviviente: el último limpiabotas de la capital que, sin ningún interés por jubilarse, sigue sacando brillo cada tarde en el 'hall' del hotel Husa Gran Vía.

Rafael Castejón García, 'Rafa' para los amigos y para medio Logroño, asegura orgulloso poder haber comido caliente toda una vida dedicándose a un oficio tan honrado como poco comprendido. ¿Provechoso? «Mis buenas perras he ganado», sentencia después de que por sus manos hayan pasado muchos pies, algunos tan afamados como los del cantaor Pepe Blanco, a quien menciona sin dudarlo un instante entre sus clientes más ilustres.

Que el oficio de 'Rafa' está casi extinguido o en vías de extinción pese a no tener competencia, al menos en La Rioja, queda claro cuando a uno le dice que en lo que va del 2015 aún no se ha estrenado... y, además, lo hace mientras lleva la palma de su mano al reposapiés que corona la caja donde guarda todos sus útiles denotando cierta nostalgia. «Los buenos tiempos ya han pasado...», da fe. Y viendo su actual clientela no hay duda de que ya no volverán.

Castejón, el mayor de un total de cinco hermanos, ha ejercido como 'limpia' en rincones estratégicos de bares, cafeterías y establecimientos hosteleros hoy desaparecidos o tan cambiados que ya ni los reconoce... de hecho, incluso le bailan los nombres. Recuerda a sus propietarios, de los que tiene la mejor de las opiniones, pero no la denominación del local en cuestión. «Han pasado tantos años que...», se excusa a preguntas del periodista.

Atrás quedaron los tiempos en los que Logroño llegó a tener abiertos al público hasta salones de limpiabotas, en los que los 'caballeros' hacían cola para que les lustrasen los zapatos y en los que las 'propinas' eran el complemento ideal para redondear el 'sueldo' que llevar a casa. Lejos quedan los días en los que los 'limpias' formaban parte del paisaje urbano y eran vistos con la normalidad que da la cotidianidad. Ahora, como sabe 'Rafa', son vistos con extrañeza... «sobre todo por los jóvenes».

«Los tiempos cambian», los 'fijos' de antes ya no están ni se les espera, y los 'nuevos' de ahora, a los que suma «los que vienen de fuera» -en relación a los turistas o a quienes se alojan en el hotel- «llegan en zapatillas, con lo que poco se puede hacer». Y no cree que su tarifa, de cuatro euros por servicio, tenga la culpa. Sin casi zapatos que limpiar, 'Rafa' cuenta con el cariño de quienes en su día los calzaban. Basta charlar unos minutos con él y se le acumulan los saludos.

Le quieren y se deja querer y ello le sirvió para que de la mano del propio Joan Gaspart, empresario hotelero de la cadena HUSA y expresidente del Barça, asistiese a un partido del equipo blaugrana en Bilbao con todos los honores... lo que recuerda como una de las satisfacciones que le ha dado su sacrificado oficio, aunque no consigue recuperar de su memoria el resultado. Culé hasta la médula, 'Rafa' cuenta cómo los cinco o diez minutos que le cuesta dejar los zapatos como le gustan -«con mucho brillo, no lo concibo de otra manera», dice- da para hablar «de lo que sea» y «siempre con hombres», pues las mujeres apenas recurren al 'limpia'. Lo dice mientras vuelve a guardar cepillos, cremas y tintes en su caja, con sus iniciales remachadas en los laterales, y justo en el momento en el que un cliente del hotel requiere sus servicios, el primero del año. Justo al instante, otro pide turno... «Al final será eso», se dice mientras le comentamos que «le hemos traído suerte». Cliente llama a cliente.

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