Diego Costa y el factor diferencial
El punta se ejercita al ritmo de sus compañeros y no se resiente de su lesión
JON AGIRIANO
Jueves, 5 de junio 2014, 01:02
No deja de ser curioso que en la concentración de España, un equipo que todavía reina, como titulaba ayer The Washington Post, todas las miradas estén puestas estos días en un recién llegado, un futbolista que sólo ha jugado un partido con 'La Roja' y hasta hace unos meses ni siquiera contaba como posible internacional español. El fútbol, sin embargo, ofrece a veces estas curiosidades. El caso es que Diego Costa, que por la mañana pasó reconocimiento médico en Washington para su fichaje por el Chelsea, se ha convertido en el protagonista indiscutible de la parada en Estados Unidos. Ello se debe no sólo a la importancia evidente que el delantero tiene en los planes de Vicente del Bosque, sino al misterio que rodea a su recuperación.
Por mucho que el martes Juanfran se mostrara convencido de que su compañero será una de las estrellas del Mundial, Diego Costa es todavía una incógnita y habrá que ver cómo se despeja. Un ejemplo de lo intrigante que resulta este caso es lo que ocurrió en el entrenamiento del martes en el Robert F. Kennedy Memorial Stadium. Cuando todo hacía pensar que el jugador del Atlético realizaría un entrenamiento personalizado, sin forzar como el resto de sus compañeros, de repente participó en la sesión completa como uno más, se probó en un par de arrancadas e incluso destacó en el partidillo marcando dos goles. Fue algo sorprendente porque las cuentas eran muy fáciles de hacer: sólo habían pasado diez días desde que se retiró lesionado en la final de la Champions.
Nada malo ocurrió, sin embargo. Es más, la prueba resultó tan positiva que, al terminar el partidillo, Vicente del Bosque y Toni Grande tuvieron una charla sobre el propio césped con los dos médicos de la selección, Óscar Celada y Juan Cota. Se supone que hablaron de plazos y de futuras cargas de trabajo para Diego Costa, que el sábado tendrá minutos contra El Salvador en lo que será ya su prueba de aptitud definitiva de cara al Mundial. El seleccionador es optimista, pero cauto. Sabe perfectamente de la complejidad de esas pequeñas roturas musculares y quiere arriesgar lo justo. De ahí que su decisión de que Costa completara el entrenamiento junto al resto de sus compañeros fuera interpretada como una señal indiscutible de que los médicos le han dado ya el visto bueno.
Del Bosque quiere tener al delantero del Atlético en el once titular ante Holanda. Se podría decir que Costa es su gran apuesta en esta Copa del Mundo, un factor diferencial respecto a lo que ha sido 'La Roja' en los últimos años. Así se explica que haya hecho con él la excepción que no quiso hacer con Jesús Navas, uno de sus fijos. El seleccionador está convencido de que puede aportar un gran valor añadido pese a ser un tipo de delantero de rupturas en profundidad, hecho para jugar al espacio mucho más que para buscarlos cuando no los hay, que es lo que le ocurre a España en sus partidos. Confía en su instinto depredador, en su calidad a la hora del remate y, sobre todo, en su instinto competitivo, a veces incluso exagerado.
Puede que no vaya descaminado Del Bosque en sus apreciaciones. Y es que Diego Costa es uno de esos futbolistas que provoca un poderoso efecto contagio a su alrededor. Uno debe seguirle en sus batallas si no quiere parecer un pusilánime. El seleccionador conoce muy bien a sus jugadores. Sabe que, cuatro años después, son un equipo diferente, que el tiempo ha desgastado muchas cosas aunque haya podido afinar otras. Sabe también que Brasil supone el fin de un ciclo para una generación extraordinaria y que todos los rivales les están esperando, obsesionados con desmontar el mecanismo de su juego. Y ha pensado que incluir a un rottweiler en el once inicial, al lado de sus primorosos violinistas, puede ser un gran acierto, una especie de arma sorpresa.
Diego Costa es el plan A de Vicente del Bosque. El resto de las opciones en la delantera durante el Mundial, entre ellas la famosa del 'falso 9' con Cesc Fàbregas, utilizada tantas veces, dependerán del rendimiento del jugador de Lagarto, al que sus propios compañeros le ven como un magnífico refuerzo. Todos coinciden en ello y no es de extrañar. Han jugado muchas veces contra él y pueden dar fe del tormento que supone ese enfrentamiento. Que los rivales vayan a sufrirlo es un motivo de tranquilidad y optimismo. De ahí que todos crucen los dedos por su recuperación y estos días en Washington todas las miradas estén puestas en él.