Los jóvenes de Briones interpretaron bailes medievales muy aplaudidos en el centro de la Plaza de España. M. C.

Música, risas y diversión para cerrar la ventana al medievo en Briones

50.000 almas disfrutaron con las Jornadas Medievales de la villa riojana durante todo el fin de semana

Lunes, 20 de junio 2022, 16:36

El retorno de las Jornadas Medievales de Briones fue seguido por 50.000 almas durante el fin de semana. Una gran cifra de visitantes, teniendo en cuenta especialmente el sofocante calor que cayó sobre la villa riojana el sábado, que superó los 40 grados.

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Afortunadamente, el clima fue más permisivo este domingo, lo que propició que las calles registrasen mayor movimiento, convirtiéndose en el día más concurrido del fin de semana, desde primera hora de la mañana.

Un año más, las actividades más seguidas fueron la batallas de los caballeros, las Justas medievales, con sus espectáculos de caballos en las cercas del toro. «Todas las representaciones, y en especial las que tienen caballos, son las que más éxitos tienen», explicaba Jaime Ruiz, presidente de la asociación cultural Briones Medieval, organizadora del evento.

«También la cervecería, donde la gente puede probar la cerveza artesanal, o la destilería de aguardiente, son de los lugares más frecuentados», añadía, y es que el producto artesanal local cobra un especial protagonismo durante estas jornadas.

Respecto a los visitantes, desde la organización reconocían que, aunque muchos repiten, este año ha habido más extranjeros que otros.

Las actividades más seguidas fueron las batallas de caballeros y las justas medievales

El intérprete del rabel desató las carcajadas aludiendo al público presente en sus poemas

Por su parte, los anfitriones de la villa prolongaron las comidas junto a los portales con largas mesas en las empedradas calles, ya más relajados que la jornada de apertura.

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A media tarde, los bares de la plaza de España aún continuaban llenos, cuando comenzaron los bailes medievales a cargo de los jóvenes de Briones.

Siguiendo las alegres notas de una discreta banda que se escondía bajo los magnolios, una veintena de chavales interpretó diferentes danzas para disfrute de los cientos de asistentes.

Luego llegó el turno del cántabro Miguel con su rabel, un instrumento pastoril con el que interpretó, sobre una base medieval, ingeniosos poemas sobre los allí presentes que desencadenaron las carcajadas del respetable.

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Tras él llegó el grupo Kinnia, que imprimió la fuerza necesaria para despertar a los más rezagados. Al caer la noche se produjo el sentido cierre de los portales y el desfile de todos los participantes.

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