«Aportamos alma y liderazgo emocional»
Apela a la unidad y la concienciación en la tarea de integración y superación de estigmas
E. SÁENZ
Lunes, 8 de marzo 2021, 01:00
El vínculo de Mariví Ercilla con el ámbito de la salud mental se fraguó con una mezcla de casualidad y vocación. Hace 25 años, unas prácticas universitarias del grado de Trabajo Social la llevaron a ARFES (ahora asociación Salud Mental La Rioja) donde se involucró como no hubiera imaginado. «Me enganchó tanto el colectivo que cuando terminé me quedé como voluntaria; luego me contrataron para iniciar un programa de atención en domicilio a personas con trastorno mental crónico, y así hasta que en el 2002 me convertí en directora casi obligada por las circunstancias del momento», resume su trayectoria en una tarea en la que confiesa disfrutar del contacto estrecho con los afectados, el trabajo de campo de asistencia y rehabilitación psicosocial. «Ahora sigo haciéndolo pero de otra manera, desde la dirección ejecutiva», expone antes de señalar cuál es el valor diferencial de una mujer como ella en puestos directivos. «Aportamos alma a los proyectos, liderazgo emocional y, sobre todo, tesón para conseguir nuestra misión», opina. Una circunstancia que no resta galones al desempeño de sus compañeros en «un equipo muy implicado, cohesionado y equilibrado, donde no hay diferencias en los puestos según el género».
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Ese sentimiento de unidad es el que representa el anagrama del movimiento asociativo que capitanea Ercilla y con el que posa para la fotógrafa. «Tiene un peso simbólico enorme, porque condensa la fuerza de muchas mujeres y hombres, en igualdad de condiciones, trabajando para el fin común de mejorar las vidas de las personas con problemas de salud mental y sus familias», describe, sin dejar de advertir que las diferencias se extreman cuando los miedos al estigma se conjugan en femenino. «Hay que seguir luchando contra la doble discriminación de las mujeres con problemas de salud mental», recalca, en relación a un colectivo que tiene tres veces más riesgo de sufrir depresión y el doble de padecer ansiedad que los hombres. Especialmente en la fase de la infancia, donde a las trabas propias del contexto se suma el riesgo de ser víctimas de violencia sexual. «Resulta fundamental desarrollar estrategias que eviten la discriminación o el acoso y fomentar un sistema educativo inclusivo», concluye.
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