Había expectación en abrir el melón de esta 23ª Semana de Música Antigua, desprovista de figuras famosas o grupos musicales de relumbrón como los que ... han animado ediciones anteriores y puedo decir que el resultado ha sido bastante sabroso. Seguramente, el leit motiv de la Semana, centrado en las músicas alrededor del Sitio de Logroño de 1521, haya limitado la oferta e influido en este cartel con nombres poco conocidos, que había preocupado a veteranos incondicionales de la música antigua.
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El lunes abría fuego el Ensemble La Danserye, grupo de ministriles formado por los cuatro hermanos Pérez Valera con el percusionista Martínez Gil, que tan preciosa labor vienen haciendo en la investigación y recuperación del patrimonio musical español del renacimiento, especialmente de los instrumentos de época, construidos por ellos mismos. Fue un privilegio disfrutar de las ricas sonoridades de una gama tan enorme de instrumentos como los utilizados en el concierto. Faltó quizá la vertiente divulgativa de tan original instrumentario. Pero además el concierto resultó un 'dos en uno' con la presencia de la soprano Verónica Plata acompañada por Juan Nieto a la vihuela de mano y la guitarra renacentista, que interpretaron de forma espléndida buena parte del programa. Bajo el título 'Alla Battaglia, escenas musicales en la época del Sitio de Logroño (1521)' el programa constaba de 5 bloques recorriendo las músicas para grandes ceremonias reales, oficios religiosos, batallas, salones palaciegos, divertimentos y banquetes de esa época, con una admirable variedad de autores y registros. La selección de obras de este valioso programa constituye por sí solo un gran mérito del concierto y, cómo no, contenía algunos de los 'superventas' del renacimiento, como 'Mille Regretz' de Josquin des Prez (en el 5º centenario de su muerte) o el Dindirindín del Cancionero de Palacio. Quedó el regusto de los buenos conciertos.
El martes era La Tempestad quien proponía sus 'Batallas, danzas y otros duelos', con músicas de la última parte del Renacimiento y del Barroco temprano, posteriores por tanto al año clave de 1521. Se trata de un grupo de cuerda barroca completa, con flauta, percusión y acompañamiento de órgano y clave, con un valioso itinerario divulgativo e interesante discografía. El programa y la composición instrumental del grupo aportaban indudable uniformidad en las músicas interpretadas, sonando similar un Cabezón y un Charpentier (con más de un siglo de diferencia), lo que restaba riqueza musical. Pero la calidad individual de los intérpretes era magnífica y su cohesión admirable, destacando la energía de su directora, Silvia Márquez, que además acompañaba al órgano y al clave indistintamente, consiguiendo un claro éxito de público con intensas ovaciones y dos propinas. Destacaron las versiones de las obras de Johan Heinrich Schmelzer, de intensidad y brillo instrumental, y la dulzura y redondez en Tielman Susato.
En esta época de tribulaciones sanitarias y económicas quedémonos con la propina de Juan del Encina ofrecida por La Danserye: «Oy comamos y bevamos y cantemos y holguemos, que mañana ayunaremos». Ya saben, ¡al botellón!
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