Una joya del canto

CRÍTICA MUSICAL ·

Sábado, 8 de mayo 2021, 02:00

No es muy habitual por estos pagos un recital de lied alemán. Nos tendríamos que remontar a aquellos lejanos ciclos de la Fundación Juan March y Cultural Rioja que tanto añoramos algunos aficionados (más bien pocos, la verdad). Sin embargo y curiosamente, a principios de este año pudimos asistir al interesante espectáculo Winterreise (Viaje de invierno) con una aproximación libre al famoso ciclo de lieder de Schubert y hoy nos sorprende 'Logroño Suena' con esta exquisitez musical que es Dichterliebe (Amor de poeta) de Robert Schumann, un ciclo de dieciséis canciones sobre poemas de Heine, corto pero intenso.

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El lied es una perfecta simbiosis entre poesía y música, una delicatessen en la que tan importante es el piano como la voz, un género profundamente arraigado en la cultura germánica. Se ha escrito que el texto se debe fundir en la música «como el caviar sobre la lengua» –siguiendo en plano gourmet–, y el cantante que se aproxime a este género, primero debe impregnarse de la cultura y la lengua alemanas, dominando su prosodia, sumergirse en el mundo poético, desmontar casi todo lo aprendido para cantar ópera o zarzuela e introducirse humildemente en la tradición del canto alemán con buenos guías.

Afortunadamente, ambos intérpretes parecían atesorar esas cualidades y nos ofrecieron una preciosa versión de Dichterliebe, resaltando el carácter y el sentimiento íntimo de cada canción con riqueza de matiz y de color, y al mismo tiempo articulando las dieciséis canciones con un claro carácter de conjunto, como debe ser.

Al tenor José Manuel Montero se le notaba molesto con la seca acústica de la sala –con esos nefastos cortinones de grueso terciopelo que absorben bastante calidad tímbrica– y también con una ligera pero inoportuna flema que asomaba en alguna ocasión, que le obligaban a forzar en ocasiones la voz y no le permitían lucir en toda su belleza su precioso timbre, pero, a pesar de ello, consiguió redondear una espléndida versión de esta joya musical: tuvo momentos arrebatadores plenamente románticos en el nº 7 'Ich grolle nicht' con bien apoyados graves y con refulgentes agudos, perfecto torbellino vocal en el rápido nº 3, delicadeza de acentos en los nº 4 y 5, emoción en el nº 10 con esa nostalgia infinita y lució solidez de canto en el último lied nº 16.

El pianista Magí Garcías Frau aportó refinamiento expresivo, exactitud en la pulsación y hermosura en el fraseo y la articulación. El precioso comienzo de la obra a piano solo ya fue una buena tarjeta de presentación, puso emoción en el final del nº 4, asumió bellísimo protagonismo juguetón en el nº 9 y estuvo siempre compenetrado con el tenor. Si hay un lied entre los dieciséis donde dejaron ambos impronta de absoluta perfección expresiva y musical ese fue el exquisito nº 12, deleitado a flor de labio con elegancia de canto, refinamiento musical y rematado en excelencia por el pianista Magí Garcías. Un corto, cortísimo, pero delicioso concierto.

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