El riojano Alberto Donaire toreando al natural al novillo que le cortó una oreja. J. RUBIO

El gusto de Donaire y un gran novillo

ALDEANUEVA DE EBRO ·

Miércoles, 24 de agosto 2022

El riojano Alberto Donaire volvió este miércoles a casa para torear. Dudamos de si lograría hacerlo porque el cielo crujió y bien en los minutos ... previos amenazando fuerte; pero rompió el paseíllo y comenzó el festejo. Huía de los engaños el bonito primero de El Montecillo, y Donaire se esforzó en sujetarlo, tirando de él y enganchando para meterlo en los vuelos y luego desplazarlo con ligazón. El animal tenía ese punto de mansito pero repetía con prontitud, aunque lo hizo con más reunión en los terrenos de tablas en los que se sentía más cómodo. Alberto le cogió el aire a medida que avanzó la faena y se desplazaba el novillo con más dulzura. Ahí demostró gusto y buen concepto el calagurritano. Brilló, sobre todo, en los remates por bajo. Algunos de cartel. Serios. Elegantes. La estocada se le fue trasera y tardó en rodar.

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Una máquina de embestir fue el segundo eral, serio, alto y con mucho cuello. Descolgó una barbaridad en la muleta, que empujó con brío y largura. Bravo. Era complicado cogerle el ritmo, y Javier Aparició anduvo ahí en ese intento por hacerse con él. Al joven le faltó serenidad para templar, porque cuando logró acople toreó bien.

Corrida

  • Toros: Se lidiaron erales de El Montecillo, bien presentados. El 1º, mansito pero repetidor; el 2º, bravo; el 3º, encastado; y el 4º, complicado.

  • Alberto Donaire: de nazareno y oro. estocada, dos descabellos (vuelta al ruedo); estocada (oreja).

  • Javier Aparicio: de azul y plata. Pinchazo (vuelta al ruedo); pinchazo, estocada, dos descabellos (silencio).

Un tío fue el tercero, con mucha cara y serio por delante. Donaire gustó con el capote toreando a la verónica primero y luego con la muleta en un gran inicio por estatuarios. El novillo tuvo sus teclas, pero transmitía y Alberto supo cogerle el ritmo templando mucho. Pese a que le falta todavía rodaje para asentar más las faenas en la relajación y la quietud, el riojano afincado en Valencia derrochó clase, esencia y gusto para hacer el toreo. Apunta maneras. Fue variado su repertorio y meritorio lo que hizo. Gran tarde.

Todavía más serio fue el último, que esperó una barbaridad en banderillas. Tuvo chispa después, pero Aparicio no logró ordenarlo.

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