Hamás debe confirmar este jueves a los mediadores egipcios y cataríes si acepta el plan de paz presentado por Estados Unidos e Israel. Con su ... dirigencia y efectivos diezmados después de casi dos años de ofensiva israelí contra Gaza, el Movimiento de Resistencia Islámica, responsable de los atentados terroristas del 7 de octubre de 2023, es consciente de que incluso países de acogida como Turquía y Catar respaldan la iniciativa de Donald Trump para la liberación de los rehenes. También de que, sin los cautivos, dice adiós a su última baza negociadora pero conservará destinos para la retirada. Y tampoco ignora que una negativa, lejos de disgustar a Benjamín Netanyahu, le permitiría «terminar el trabajo» de masacrar a los gazatíes y destruir por completo la Franja.
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No deja de resultar lamentable que una hoja de ruta para la paz más grande que han visto los siglos incluya la amenaza explícita de seguir cobrándose vidas de inocentes que formuló Netanyahu en la Casa Blanca, acompañada de la ratificación por Trump del apoyo militar y político que le ha venido prestando desde que regresó al poder. Ambos impulsan un proyecto que se desentiende de las causas últimas del conflicto, la ocupación de los territorios palestinos y el 'apartheid' al que viven sometidos sus cinco millones de habitantes. EE UU desautoriza ahora la expulsión forzada de la población de Gaza y la anexión israelí de Cisjordania, pero impone un plan a la medida de la parte hebrea. La retirada de su ejército de la Franja sería en todo caso progresiva, y con un cronograma sujeto al despliegue de una fuerza internacional estabilizadora, sin mandato de la ONU, en la que de momento ningún país se ha alistado. El proclamado compromiso con «un horizonte pacífico y próspero» no equivale a un futuro Estado palestino y sí a una forma transitoria de gobierno, por un periodo indefinido, que concede mando a extranjeros millonarios y margina a los palestinos.
Mientras los bombardeos y el hambre siguen matando en Gaza, una respuesta positiva de Hamás obligaría a Trump y a Netanyahu a acreditar un compromiso sincero para terminar con la masacre e inundar de ayuda a los gazatíes. Los pasos iniciales del primer ministro israelí desalientan esa esperanza. Antes incluso de abandonar Washington ya se dirigió a la audiencia de su país para felicitarse de haber impuesto de nuevo su narrativa ante una comunidad internacional ansiosa por alabar el plan.
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