Ojo de buey

Inquilinato

En marzo de 1957, cuando Rafael Azcona –ya un veterano del pensionado, de la habitación en los Cafés y de la práctica del humor municipal ... en lo referido a obras y a la cuestión palpitante de la vivienda– leyó en La Vanguardia una noticia acerca de la disquisición judicial que sobre el derecho a la sucesión arrendaticia provocaba el caso de la boda celebrada en Barcelona entre una anciana de 97 años –primera arrendataria de un piso– y su realquilado –a la sazón, marido 'póstumo', que diríamos– de solo 30, por razón de que las nupcias se había contraído in artículo mortis, suscitando de esta manera dudas legales sobre el requisito de la obligatoria convivencia conyugal; enterado Azcona, digo, de este caso, mitad drama mitad picaresca, como lo calificara la crónica, escribió su novela El pisito; subtitulada «novela de amor e inquilinato». Al poco película (1959) e inmediatamente, y ya para siempre, inscrita en la entretela de las preocupaciones y bolsillos de los españoles, en calidad de concepto: el de «pisito». Porque una cosa es un 'piso' y otra un 'pisito'. El pisito es el drama: el del hueco donde habitar y quererse. La mínima célula de habitabilidad. La mínima aspiración a disponer de un lugar en la tierra. Pisito es, claro, el diminutivo de nuestras ilusiones y esperanzas. Así, un pisito, además de una vivienda, puede aludir a cualquier otro útil que nos sea vital a pesar de su mínimo tamaño. Como la bicicleta para El ladrón de bicicletas era más bien su alma, su sustento, su esqueleto. Un pisito es lo mínimo que necesitamos: su metáfora entre paredes. Pero lo dificulta cuando no lo imposibilita el estado de las cosas. Un estado que es frecuentemente anticonstitucional. Véase: la llamada «vivienda digna» es un derecho amparado por la Constitución y desamparado por el Mercado. Y el «inquilinato», otra palabra que más allá del contrato de alquiler se expande a una especie situación, de cadena perpetua: estar condenado a inquilinato. A perpetuidad. Azcona seguiría con la fábula tragicómica sobre el precio a pagar en carne propia por un «pisito»; por amarse en un pisito. En El verdugo (1963), José Luis y Carmen tienen también que casarse para tener derecho a vivienda de protección oficial pasando, claro, por aceptar José Luis «realquilar», digamos, el cargo de verdugo: una boda, si bien se mira, también in articulo mortis. Nos encontramos en la horquilla de la Generación boomer (1945-1964, aprox.), a la que Analía Plaza (Madrid, 1989) atribuye una Vida Cañón –título de su libro–, con un acceso más rápido, según su tesis, al trabajo y a la vivienda (¿será por eso que en 1959, el propio Ministerio del ramo, recién creado, declaró 1.200.000 familias sin hogar?). La otra noche, en la tertulia de Xabi Fortes, una periodista le transmitió a la autora, entrevistada en la mesa, una pregunta de parte de unos amigos: que si había visto El pisito. Bien tirada la pregunta, vale. Pero para mayor ironía, es que la periodista reconoció que ella tampoco la había visto. Y el resto de tertulianos no se manifestaron al respecto. Cabe pensar si porque tenían que reconocer que tampoco ellos la habían visto. En fin, es que aquí nadie ha visto nada, generación tras generación. Pues la cuestión del 'pisito' sigue siendo palpitante y tragicómica. No hay más que ver la segunda temporada de Poquita fe. Bien se puede considerar una versión extended de El pisito. Pues el drama de Rodolfo y Petrita o el de José Luis y Carmen, es el de Evaristo (Fernán-Gómez) y Marta (María Rosa Salgado) en la película El inquilino (1957) de las mismas fechas, país y terreno edificable. No se la pierdan, restaurada, este martes en la –precisamente–Filmoteca Rafael Azcona. A la propia película le costaría seis años encontrar su 'pisito' tras ser desahuciada por la censura. La publicidad, para ocultar su acritud, la describía en estos términos: «¡La graciosísima historia de un hombre que buscaba una vivienda para refugiarse con su esposa y sus cuatro hijos!». Graciosísima, sí. Para partirse.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta especial!

Publicidad