La pirámide de Paco García

No es fácil asentar un nuevo proyecto vitivinícola casi desde cero. Juan Bautista García (Bodegas Paco García) repasó ayer la trayectoria de la bodega familiar que ha ido dibujando su propio camino hasta convertirse en una referencia de esa nueva Rioja que pone nombre y apellidos a las zonas, los pueblos y las parcelas. El germen de Paco García fue Heredad Garblo, la bodega que fundaron en Murillo sus padres en el año 2001 que, como muchas otras, aprovecharon los elevados precios de la uva pagados a finales de los noventa para dar el paso a la elaboración de vinos al afrontar la crisis del 2000. Juan Bautista asumió el timón de la bodega familiar en el año 2008 y, junto con su pareja, Ana Fernández Bengoa, irrumpieron en 2011 con un proyecto nuevo, con vinos frescos y divertidos que dejaron huella, como la mano de su padre, Paco, que identifica sus etiquetas.

Con la aprobación de las nuevas figuras de vinos de pueblo y singulares a partir del año 2017 y, sobre todo, con un conocimiento mucho más exhaustivo de sus propios viñedos, este ingeniero agrícola llevaba años trabajando en silencio con pequeñas vinificaciones para reorientar el rumbo de Paco García. Juan Baustista García presentó ayer para los aficionados del club de catas de lomejordelvinoderioja.com, prácticamente en primicia, este nuevo proyecto que, más que una revolución es una «maduración» del propio Juan Bautista y de Paco García: «Es imposible llegar a un destino si no conoces el origen».

Con estas palabras comenzó su presentación el viticultor, que, de las tres referencias principales de Paco García -además de las experimentaciones con las que año a año sorprendía al mercado- ha pasado a una gama de ocho vinos estructurada por zona (Murillo y varias localidades de los alrededores), pueblo y viñedos singulares (parcelarios). La cata comenzó con Paco García Tempranillo Blanco 2020, una apuesta valiente que Juan Bautista y Ana han hecho por esta variedad que se identificó tras una mutación genética natural en un viñedo de Murillo en 1988: «Es una uva nuestra, exclusiva de Rioja, y Murillo es su cuna, así que decidimos apostar por ella y la verdad es que me parece brutal, con una gran capacidad de envejecimiento». El vino es muy preciso. Juan Bautista lo trabaja un 50% en barrica y el resto en depósito con sus lías antes del ensamblaje final: fresco, con aromas tropicales y cítricos y grasa y consistencia en boca. Sin duda, uno de los mejores varietales del mercado.

Paco García Cantamilano 2021 es la evolución del varietal de garnacha que Paco García lanzó hace unos años en sus experimentaciones. El bodeguero ha elegido los suelos más calizos, tres parcelas en concreto, buscando más fruta y frescura: «Un tinto con alma de blanco», para el autor, y una garnacha con personalidad, fina y sabrosa para el cronista.

La Villa de Paco García y La Ponza de Paco García (tinto y blanco) son los dos nuevos vinos de pueblo, con uvas de varias parcelas dentro del mismo municipio de Murillo que, en realidad, son la apuesta de la bodega por una elaboración más clásica, con largas crianzas y mayor presencia de madera: «Son vinos que no me planteaba elaborar hace diez años, pero que, al tiempo que voy madurando, me gusta también este guiño al clasicismo». Murillo es zona de secano, de vinos con potencia y estructura, incluso duros para consumir en su primer año: «Es lo que me decían las generaciones anteriores y, por eso, me planteé este perfil de vinos». La Villa de Paco García 2015 sale ahora al mercado, tempranillo con algo de mazuelo que ha pasado dos años en barrica y cinco en botella: un vino con fruta madura, potente, licoroso y profundo, donde la madera también tiene su papel y que, desde luego, supone una nueva línea para la bodega.

La Ponza de Paco García 2016 pasó tres años en barrica y otros tantos en botella. Es una gran apuesta de Juan Bautista y Ana al criar durante tanto tiempo un varietal de tempranillo blanco. Es un vino que no deja indiferente, con mucho volumen en boca, con una carga importante también de madera, pero con frescura y acidez que la equilibra: «Hay que quitarnos el miedo, cato muchas cosas de fuera y eso me hace ser más atrevido y, de hecho, estos dos vinos de producciones limitadas los vendemos por cupos en primeur y, de momento, con éxito en restaurantes de primer nivel».

La cata concluyó con los vinos singulares, los parcelarios, producciones limitadísimas que también se venden antes de salir al mercado. El Mirón del Humilladero 2020 es una garnacha espectacular, de uno de los pocos viñedos de Rioja y de España que sobrevivieron la filoxera. La parcelita (unas 600 botellas) era propiedad de Luis Esteban, un veterano viticultor de Murillo (92 años) que al final accedió a vender el viejo viñedo a Juan Bautista: «Es cuando ves este tipo de parcelas cuando entiendes qué es realmente un viñedo singular».

El Cerro de San Miguel 2019 procede de la parcela que Paco García plantó en 1981. Las uvas de este tempranillo iban originalmente para el vino Beautiful Things, aunque para este vino Juan Bautista ha seleccionado sólo la parte más alta de la finca (apenas otras 600 botellas). Como el anterior se desgrana a mano, uno a uno cada vendimia entre la familia y amigos. Es un vino intenso, amplio, con fruta negra, muy perfumado además con notas mentoladas, muy buena acidez y largo recorrido por delante. Un salto, en ambos casos de los parcelarios, de precio y de calidad para Paco García: «Haciendo las cosas bien se puede jugar en este liga, Rioja tiene un potencial extraordinario y, como decía, sólo tenemos que creérnoslo», sostuvo Juan Bautista García

Los vinos y sus precios:

Paco García Tempranillo Blanco 2020: 12,9 euros.

Paco García Cantamilano 2021: 16,9 euros.

La Villa de Paco García 2015: 27 euros.

La Ponza de Paco García 2016: 47 euros.

El Mirón del Humilladero 2020: 156 euros.

El Cerro de San Miguel 2019: 54 euros.

Temas

• Vino de Rioja