Esto no termina de arrancar y la situación empieza a preocupar, al menos un poco. El mildiu está ahí, latente, aunque de momento controlado. Muchos ... viticultores han hecho tratamientos preventivos porque, en cualquier momento, podría atacar y complicar las cosas en un momento crítico para la vid: la inminente floración.
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Lo cierto es que el viñedo es cada vez más un cultivo de riesgo y no hay campaña tranquila. La de este año es la del granizo atípico y temprano. Hizo daño en Rioja Alta y Alavesa a primeros de mayo, casi a mediados en La Rioja Baja, con El Villar de Arnedo como foco principal, y lo ha vuelto a hacer el pasado lunes en San Vicente y Ábalos, aunque al parecer, con menos virulencia.
El ciclo no termina de arrancar y, a diferencia de las durísimas campañas anteriores, la viña está sedienta... de sol. No tanto de calor extremo que, con alguna tormenta podría ser el caldo ideal para el mildiu, para sí luz solar para arrancar en condiciones y poder trabajar con normalidad la espergura y después los desnietes.
En cuanto a cantidad, la estadística suele decir que cuando la viña no da un año lo devuelve con creces al siguiente. Dio muy poquito en 2024 y un grave problema para Rioja ahora podría ser un cosechón para este 2025. Por lo que cuentan a este cronista, el asunto no está tan claro y la carga de racimos es bastante irregular, aunque la floración y el posible corrimiento va a ser clave: «A mí con que traiga lo que viene marcando me va bien», me decía un viticultor que el año pasado apenas tuvo uva por helada, pedrisco y sequía, pero que este año tampoco quiere que el campo se la devuelva todo del golpe.
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