Cata flotante de CVNE en Ebroño. Miguel Herreros

Sin pañuelo pero con ganas

El fin de semana 'no oficial' de San Mateo se vive con multitudes, eventos y algarabía porque la Quema de la Cuba no es el final

Víctor Soto

Logroño

Domingo, 24 de septiembre 2023, 08:32

A nadie en su sano juicio se le ocurriría un 15 de julio en Pamplona programar un concierto, montar una degustación o salir de copas ... porque tras el 'Pobre de mí' llega el desierto, un páramo de nostalgia, álmax y omeprazol.

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Pero en Logroño, desde que las corporaciones apostaron por unas fiestas más cortas (para ahorrar) pero cierta laxitud de eventos (para ingresar, sobre todo los hosteleros), tras la Quema de la Cuba llega el 'no San Mateo', que vienen a ser unas jornadas en las que no es necesario anudarse un pañuelo al cuello (asunto muy menor) ni andar esclavo del programa de fiestas.

Porque eventos siguió habiendo el sábado, con citas muy similares a las de días pasados, cuando se honraba a un recaudador de impuestos de Cafarnaúm (qué cosas) y se recordaba a una vendimia que avanza problemática y a tirones.

Además de celebrarse la XIII Exaltación de las Chuletillas Asadas en avenida de Colón, los más pequeños pudieron disfrutar del Tragantúa o de hinchables en la Casa de Andalucía; los más glotones de la degustación de vaca ecológica de la mano del CPAER en las Escuelas Trevijano, de la Fiesta de un Vino Universal en el Espacio Peñas o de la vespertina de chorizo al vino de la Peña La Alegría; los más sibaritas de una cata flotante en La Ribera; o los más folklóricos, del desfile y el festival Ciudad de Logroño organizado por Contradanza y que ya supera las treinta ediciones.

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Pero también hubo música, mucha música, con protagonismo local para Messura o La Orden de la Terraza (impagable esfuerzo de la Asociación Vecinos Norte durante las fiestas), pero también para Los Gandules (menudo vermú más bien aderezado), para el café cantante de The Song y de Los Tubos o para Los Zigalas y La Pegatina, que puso el colofón al Espacio Peñas con su desenfreno. Y pelota. Y recortadores.

Y, sobre todo, hubo gente, mucha gente, que volvió a tomar las calles de la capital como si la Quema de la Cuba no hubiese tenido lugar. Laurel, San Juan, San Agustín, Portales, Bretón de los Herreros, Mayor... Era el último 'cohete' para los logroñeses más noctámbulos y el primero (y también postrero) para muchos visitantes que decidieron no hacer caso del fin oficial de las fiestas.

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Porque en Logroño las fechas son un mera indicación temporal. Y la ciudad y sus visitantes quieren exprimir un poco más las ganas de fiesta y las carteras. Ya llegará el lunes, el otoño, las medicinas y el disgusto en el cajero automático. De momento, el sábado aún se mantuvieron las ganas de fiesta.

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