La peña de los frisbeeterianos
El primer premio del concurso se quedó en casa, en la peña Los Brincos, gracias a la destreza de Eva Cajigas
Parece cosa fácil, pero no se lleven a engaño. Lograr encajar una boina en un cono de tráfico desde una distancia de cinco metros es ... una habilidad harto complicada. Lo saben muy bien en la peña Los Brincos, donde no siempre consiguen entregar todos los premios de su concurso de lanzamiento de boina, el último acto de su programa de las fiestas de San Mateo antes de quemar la cuba.
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Este viernes, a las puertas de su sede en la calle Ateneo Riojano, celebraron la séptima edición de este singular concurso, una suerte de 'frisbee' con disco de paño que precisó de media hora de juego para que alguien lograra encajar la primera boina en el pirulo. Lo logró una mujer, Eva Cajigas, peñista de Los Brincos y esposa de su presidente, en su tercer lanzamiento. Consiguió acertar en el cono más alejado y, por tanto, mereció el premio gordo: un jamón y una caja de vino Carlos Serres.
«¡Ya tenemos jamón para Navidad!», se escuchó entonces clamar por los altavoces y el resto de peñistas lo celebraron. La afortunada con el pernil, sin embargo, nos comentó momentos después que «el jamón se va a quedar en la peña, pero no creo que llegue a Navidad». También nos dio la clave para lograr coronar el cono con la boina: «Yo creo que el truco está en lanzar la boina recta, en vertical».
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Fueron muchos los que lo intentaron; en vertical, en horizontal, en oblicuo, con efecto boomerang, a la buena ventura... pero la cosa se antojaba más que complicada, por sencilla que fuera la mecánica. Cada tirada (previo pago de un euro) daba opción al lanzamiento de dos boinas –roja y negra–. El objetivo, encajarlas en uno de los tres conos con sus respectivos premios; dos de ellos con un estuche de vino y un tercero con vino y jamón.
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La primera hora del concurso contabilizó más de ochenta lanzamientos y sus autores nos deleitaron con las posturas, flexiones y contorsionismos más dispares. También se emplearon a fondo en ahuecar bien la boina antes de cada lance, bien con el puño bien tirando del rabo de la chapela.
La competición se vio arropada por numerosos socios de Los Brincos, que continuaban de sobremesa tras la comida de hermandad que el último día de los sanmateos comparten en la calle. También se acercaron vecinos y curiosos, e incluso miembros de peñas vecinas, dado que la del Ateneo Riojano no solo es una calle multicultural sino también multipeñista.
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Siete años de lances
Hace siete años que Los Brincos pusieron en marcha este concurso porque –como explica uno de ellos, Aida– «un símbolo de la peña ha sido siempre la boina, y hace años salíamos con ella». Ahora ya no la lucen, pero han querido hacerle un guiño con esta sana competición, cuyo truco para triunfar «está en pillar bien el movimiento de muñeca», algo que Aida aún no ha conseguido.
El concurso quiere hacer un guiño a una prenda que antaño lucían los peñistas de La Brincos y es su símbolo: la boina
Nos recuerda que el pasado año también triunfó una mujer en este torneo, que «le gusta mucho a la gente del barrio, a la gente de la peña y hasta a los músicos de la charanga, que son de Valencia y les llama mucho la atención». A escasos metros de allí, un aldeano presumía de la boina más grande de toda la calle y la mejor digestión de las fiestas, nuestro tragantúa.
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