Solo seis de los once puestos de venta de castañas asadas en Logroño logran adjudicatario
La media docena de emplazamientos, que ya están en operativos, se ubican en zonas de paso intenso, en el centro de la ciudad
Casi la mitad de los puestos disponibles para la venta callejera de castañas asadas se ha quedado desierta en Logroño. O lo que es lo ... mismo, de los once emplazamientos posibles solo seis han resultado adjudicados definitivamente tras transcurrir los plazos ordinarios administrativos de solicitud, concesión y resolución definitiva, tal y como anunció recientemente la portavoz municipal, Celia Sanz, tras la reunión de la Junta de Gobierno local.
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Se trata del mismo número de puestos que ya se habilitaron en el anterior periodo, en el trienio 2022-25, en el que también se adjudicaron tan solo seis de los once puestos disponibles. La única variación de entonces con respecto al actual periodo, que se prolongará durante tres años hasta 2028, es una ubicación que cambia: queda desierta la correspondiente al cruce entre Gran Vía y Avenida de La Rioja y, en cambio, resulta adjudicada la emplazada en la plaza del Mercado, que en el anterior periodo resultó desierta.
Así las cosas, los puestos de venta de castañas adjudicados para los próximos tres años ya están en funcionamiento, a pesar de que las temperaturas de estas primeras fechas aún distan bastante del carácter otoñal de este producto. Los puestos que han resultado concedidos se concentran en las ubicaciones más céntricas: en la confluencia con Vara de Rey y Gran Vía, junto al antigua sede del Banco de España; en Gran Vía, 57, casi en el cruce con Chile frente a la fuente de los Ilustres; en la Glorieta del Doctor Zubía; en la Plaza del Mercado; en el cruce de Gran Vía con Daniel Trevijano y en Bretón de los Herreros.
Más alejadas del bullicio
Por el contrario, las cinco ubicaciones que no han recibido interés ni ofertas para su gestión se sitúan en emplazamientos, salvo el de Gran Vía con Avenida de La Rioja, menos bulliciosos o céntricos. Así, han quedado desiertos los puestos planteados en la calle Clavijo, en el Parque de los Picos de Urbión, ubicado en La Cava; en la calle Estambrera, junto a la ludoteca municipal del barrio de Cascajos; el de avenida de España con Pío XII, frente a la entrada de la antigua estación de autobuses y el del cruce de avenida de la Solidaridad y calle Villamediana.
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Para poder funcionar los seis adjudicatarios han tenido que abonar el pago de la fianza de 200 euros, en concepto de garantía de la conservación y de las reparaciones de los posibles daños que se ocasionen a los bienes municipales. Además, han de efectuar el pago de las tasas correspondientes a la ordenanza municipal número 18, que establece que el precio por la instalación de puestos, barracas, casetas de venta, quioscos o similares en terrenos de uso público asciende a 14,75 euros por metro cuadrado al mes, lo que supone que estos puestos abonan cerca de treinta euros al mes en concepto de tasas, ya que ninguno de los concedidos supera la superficie total de dos metros cuadrados.
«La castaña necesita verse, estar en calles de mucho tránsito de gente»
Podría parecer que un puesto de venta de castañas asadas es un negocio sencillo y de poca complicación logística. En algunos ejemplos así es, pero no ocurre en el caso de 'El Castañero', la empresa que gestiona dos de los puestos de Logroño y que en toda España cuenta con una red de ¡76 puestos de venta! Eso sin contar la venta directa de producto a proveedores minoristas y otros servicios. La compañía mueve un volumen de cerca de 200 toneladas por campaña, por lo que es comprensible que el propietario de esta compañía, Santiago Palacios, mantenga que el negocio de la castaña asada vive un buen momento, con un aumento progresivo de la demanda. «La castaña asada es de los pocos productos que quedan sin adulterar: en su producción no se aplica ningún producto químico, es de lo más natural que hay», asegura el propietario de 'El Castañero'. Sin embargo, entiende bien la paradoja de que sea un buen negocio y que, a pesar de ello, cinco puestos de la concesión municipal hayan quedado desiertos: «Los puestos con menos aceptación, los que han quedado vacíos, son los que están situados en zonas con menos tránsito de público: la castaña es un producto para cuya venta necesita mucha afluencia de gente; si no, no se vende».
El propio carácter estacional de la castaña explica esta necesidad. Como bien sabe Palacios, «otros productos, como los helados, que se consumen en épocas de buen tiempo, más luz y buenas condiciones meteorológicas, no necesitan sitios con tanto público para venderse porque el cliente los compra cuando va dando un paseo. No obstante, dado que las castañas se consumen en otoño e invierno, cuando llueve o hace frío, la gente no va tanto de paseo sino que las compra si las ve cuando pasa por un lugar hacia otro».
De ahí que Santiago Palacios comprenda que los puestos emplazados en calles menos céntricas o con menos circulación de personas, como los situados en el barrio de Cascajos o el de La Cava, con evidente menor trasiego de público que los más céntricos de la Gran Vía, conciten menos aceptación por parte de los potenciales vendedores.
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