Los 396 que 'emergen' de la tierra
Diario LA RIOJA muestra la obra que será instalada en el cementerio para recordar a los asesinados en Logroño durante la represión franquista
Seis prismas triangulares de acero corten, agrupados en dos grupos de tres, con nueve caras por conjunto; y frente a ellos, 18 columnas de acero ... inoxidable, en grupos de tres, nueve y seis... Una obra que juega con tres cifras clave: el 3, el 9 y el 6, que dan como resultado los 396 asesinados durante la represión franquista en Logroño y sus alrededores en apenas tres meses, julio, agosto y septiembre del 36 (unos 60 días de muerte), comienzo de una guerra civil tras un golpe de estado que se prolongó hasta el 39 –con su posterior dictadura–.
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Así lo explica el propio Óscar Cenzano, el artista riojano que ha dado forma al memorial planteado por la Asociación para la Preservación de la Memoria Histórica en La Rioja con el que el Ayuntamiento salda una deuda pendiente. Diario LA RIOJA ha acompañado al escultor junto a La Barranca para mostrar la 'instalación' creada de cara a su próxima colocación en el cementerio y que servirá para recordar a los fusilados en la capital, muchos de ellos en las propias tapias del camposanto, tras el levantamiento fascista.
«Los prismas de acero corten, del color de la tierra donde fueron enterrados, tienen grabado a fuego los nombres de todos ellos, excepto de los 19 desconocidos, que fue como murieron. Una especie de panteón, con su recuerdo real bien presente, junto al que se alza la parte más artística y simbólica, en forma de cilindros de acero inoxidable que suben desde el suelo buscando altura, representando la diversidad individual del colectivo de los 'tumbaos', aunque truncados como metáfora de una muerte violenta», describe el autor.
«Cortados, en bisel, como a ellos les cortaron su vida; un borde que se presenta oblicuo y que aparece a distinta altura en cada una de las piezas en cuya superficie de espejo se reflejará la diferente luz que vayan recibiendo a lo largo del día», añade Cenzano en referencia a lo más alegórico y emblemático. Lo significativo de una obra que adquiere más sentido si cabe al colocarse sobre el mismo suelo en el que se les dio sepultura original, un entorno entre acacias que abrigará al conjunto haciendo de tramoya al 'monumento'.
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Cenzano, quien también firmó la escultura de las 'mujeres de negro' en reconocimiento a las viudas, madres e hijas de los asesinados que dieron lugar a lo que hoy es La Barranca, ha contado dadas las dimensiones de la obra con la colaboración de Estructuras Metálicas Alfredo Ruiz, en cuyos talleres se ha llevado a cabo el proceso de 'creación'. Un proceso en el que se han empleado entre 1.800 y 2.000 kilos de material, y donde la dificultad ha estado en el vaciado 'láser' de los nombres rescatados del olvido.
Del resultado, que se muestra en estas páginas, se sienten especialmente satisfechos el autor; los encargados de ejecutar su idea, representados en la persona de Paula Ruiz, y toda La Barranca, con Jesús Vicente Aguirre en representación de la asociación al completo.
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El conjunto, con vistas a finales de febrero, será instalado en un espacio abierto a la memoria histórica –ahora democrática– en el entonces sector uno, que hoy se conserva en extensión, aunque no en aspecto, y que junto al 3 (justo al lado) llegó a alojar los restos de hasta 387 de los represaliados –y que ya dispone de la cimentación que servirá de base para su colocación e inauguración–.
Una inauguración, con leyenda incluida: «No se puede ocultar la realidad a todos durante todo el tiempo. A pesar de los años transcurridos desde el terrible verano de 1936, los hijos y nietos de las víctimas no pueden ni quieren olvidar lo que aquí ocurrió. Casi 400 personas, jóvenes y trabajadoras en su gran mayoría, fueron asesinadas en menos de dos meses sin juicio ni defensa posible, y enterradas en este cementerio. Fueron muertes sin razón y sin compasión, ejecutadas por una maquinaria del terror impuesta por las armas. 86 años después esta placa representa el triunfo de la memoria sobre el olvido».
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Logroño, ahora sí, está en disposición de saldar su deuda pendiente con los 396 asesinados durante la represión franquista que fueron enterrados en el cementerio de la capital de La Rioja. Ayuntamiento y Asociación para la Preservación de la Memoria Histórica firmaron hace algunas semanas el convenio que, dotado con una cuantía de 36.000 euros, servirá «para dignificar» a los 'tumbaos' con un memorial que culmine la investigación y divulgación de lo sucedido a partir del verano del golpe de estado fascista.
Desde hace años se ha contado que en La Rioja más de dos mil personas fueron masacradas en apenas 165 días sin frentes ni trincheras, 400 de ellas rescatadas desde hace años del olvido en La Barranca, pero lo cierto es que aún queda por recordar que en su capital a otras tantas se les arrebató la vida y acabaron en su camposanto (precisamente antes de empezar a hacer uso de la fosa común de Lardero) desde el día 22 de julio de 1936 hasta el año 1942.
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Escrito está: «Aquí nunca pasó nada, pero lo cierto es que tras el alzamiento de julio de 1936, el golpe de Estado fascista contra la II República Española que supuso el comienzo de la Guerra Civil, en ciudades como Logroño, que quedaron inmediatamente en la retaguardia del bando nacional, tuvo lugar el inicio de una represión criminal que acabó con cientos de asesinados en cuestión de meses».
El 25 de febrero, y «casi pidiendo disculpas por no haberlo hecho antes»
La fecha prevista es el 25 de febrero, con La Barranca presta y dispuesta a ponerse en contacto con las familias y allegados de las 396 víctimas a las que se recordará –si bien 19 de ellas sin nombre al ser desconocidas– con la intención de que asistan al acto. El listado con las identidades de los 'tumbaos' será publicado en la web de la asociación memorialista, por lo que se hace un llamamiento a que todos aquellos interesados estén pendientes. Un acto de justicia, pero también de verdad y reparación; un claro homenaje, pero también la necesaria dignificación y el obligado recuerdo –de hecho, habrá unas jornadas específicas ya en marzo–. «Nosotros, cuando hablamos de lo que estamos haciendo en el cementerio de Logroño junto a su Ayuntamiento, casi que estamos pidiendo disculpas por no haberlo hecho antes», expresa Jesús Vicente Aguirre. «Creo que esto llega excesivamente tarde, pero las cosas son como son, y lo importante es que aquí estamos», añade Óscar Cenzano, comprometido con la causa. Uno más. Se da la circunstancia de que lo que pasó en el camposanto logroñés no fue más que la antesala de lo que iba a continuar sucediendo en la dehesa de Barrigüelo, en la vecina Lardero. 'Aquí nunca pasó nada', la obra de referencia de Aguirre, ha servido de base para seguir investigando en esas tantas vidas arrebatadas que merecen ser 'recuperadas' y reivindicadas.
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