Imprudencias que lastran el verano
Los Bomberos advierten que las actitudes imprudentes son la principal causa de accidentes estivales y situaciones de riesgo
Pocos planes veraniegos atraen tanto como una buena cena a la fresca y en buena compañía. Pero lo que se inicia como un inocente evento ... de risas y conversación puede tornarse en un segundo en una situación de riesgo. Ocurrió hace unos días en un ático del parque de los Picos de Urbión de Logroño cuando una barbacoa con rescoldos mal apagados provocó un pequeño incendio que obligó a desalojar el edificio en plena noche con el consiguiente susto vecinal. «No pasó nada grave pero podría haber sido algo peor», reseña Daniel León, jefe del parque de Bomberos de Logroño, más que habituado a intervenir en eventos desencadenados por imprudencias.
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Aunque admite que no están prohibidas normativamente, León indica que «las barbacoas tienen que realizarse en un sitio adecuado para tal efecto». «Por eso –incide el responsable de Bomberos Logroño– si hay una normativa que obliga a precintar los asadores por el alto riesgo que se registra en verano, imagina en una terraza que hay más peligro aún por cualquier elemento de cortinaje, toldos, vegetación seca...».
Los fuegos (o conatos) en domicilios particulares son una pequeña parte de la labor que efectúan los Bomberos de Logroño durante la época estival. El caso citado de la barbacoa es uno de tantos que acontece por negligencia o inconsciencia de las personas que no valoran el riesgo de sus actos, a priori inocentes, pero algunos de terribles consecuencias. De hecho, León maneja una larga lista de situaciones de riesgo que se registran con más frecuencia en esta época de vacaciones. La inmensa mayoría responde a la inobservancia de la normativa y las imprudencias de los protagonistas. Así de crudo.
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En el coche
La principal causa de siniestros en la conducción sigue encontrándose en los despistes por atender el móvil. Un guasap, una notificación, una llamada... todo distrae para que hasta los trayectos más cortos puedan acabar en susto si no en tragedia. «Y usar calzado inadecuado también provoca situaciones comprometidas al volante, porque un frenazo imprevisto puede acarrear complicaciones muy serias», señala León.
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Con cada vez mayor frecuencia, dada su penetración en el parque móvil de las ciudades, los coches eléctricos suponen para los efectivos de Bomberos un quebradero de cabeza extra, porque (cuando suceden) las explosiones se antojan muy difíciles de atajar, al implicar «reacciones muy intensas y propagaciones mucho más rápidas».
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En casa
El peligro en el hogar también suele ir aparejado a a los despistes: «Estamos preparando algo en la cocina, nos llama alguien por teléfono y nos olvidamos de que el fuego estaba encendido. De ahí, a que se inflame el aceite o se queme la cazuela hay un paso». Otro foco de problemas nace en las calderas o instalaciones de gas con un grado insuficiente de conservación, que pueden incrementar las malas combustiones de gases, lo que termina ocasionando intoxicaciones como mínimo. De ahí que el jefe de Bomberos de Logroño incida en el carácter imprescindible de las revisiones obligatorias.
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Qué hacer en caso de incendio en la vivienda
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1. Mantener la calma. Es la clave en cualquier situación de peligro: racionalidad y sangre fría.
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2. Nunca verter agua. Si detectamos un fuego en la cocina, nunca echaremos agua, sino que intentaremos 'ahogarlo' con una tapa o trapo húmedo, si es de dimensiones reducidas. Si lo vemos complicado y no tenemos extintor cerca, cerramos la cocina para evitar que se propague el humo.
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3. Avisar al 112 y desalojar por las escaleras y hacia los pisos inferiores, cerrando la puerta.
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4. Confinamiento dentro del domicilio si el humo ha invadido la escalera o no se puede bajar. Y hacerse visible para que el rescate sea lo más rápido posible.
Las instalaciones eléctricas de baja calidad o conservación deficiente también pueden motivar peligro. «La acumulación o sobrecarga que causan por ejemplo los patinetes eléctricos que ahora se cargan en las viviendas, es preciso conectarlos a la red mediante dispositivos y regletas certificadas, en buen estado», indica León, que alerta de que se topan con «muchos fuegos derivados de sobrecargas de la red», una situación que sí es evitable, eso «por no mencionar los enganches ilegales, que son un riesgo obvio».
La acumulación excesiva de enseres, en los llamados 'síndromes de Diógenes', o de elementos peligrosos, como combustibles, materiales inflamables o productos químicos abrasivos en lugares inadecuados, constituyen otros ejemplos de potencial peligro en las viviendas. De ahí la recomendación de que «este tipo de productos se almacenen correctamente almacenados y con su etiquetado correspondiente».
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Salvamentos y rescates
En materia de rescates el sentido común evitaría muchas intervenciones de los servicios de emergencia. Ejemplifica Daniel León el tema de los ascensores: «Si el indicador de un elevador marca un máximo de cuatro personas, es por algo; si se montan seis, ocho o diez (que también lo hemos visto), el aparato se detiene automáticamente atrapando en su interior a los ocupantes, lo que requerirá una actuación de Bomberos». Igualmente conviene controlar el uso de estos aparatos por parte de los niños, que pueden sufrir percances y atrapamientos si no están bajo vigilancia.
Al aire libre
Más allá de los clásicos ahogamientos, en los que poco pueden hacer los Bomberos a menos que se produzcan en zonas de difícil acceso, otro tipo de rescates sí les incumben. Por ejemplo, menores que se quedan encerrados en vehículos a altas temperaturas. A principios de julio, un niño de dos años fallecía en Valls (Tarragona) tras haber permanecido durante horas en un coche al sol sin agua ni alimento. Sin llegar a esas cotas trágicas, León asegura que estas situaciones se repiten a menudo, no tanto por olvidarse a los menores como porque los coches se cierran con las llaves dentro dejando a los pequeños en un trance comprometido: «Ocurre varias veces al año y empleamos técnicas para sacar al niño lo más rápido posible con el menor daño al coche». Aunque León apunta a que los rescates más numerosos son los que implican a mayores que han sufrido una caída en casa, están impedidos o llevan un tiempo sin dar señales.
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Los actos vandálicos, como la quema de un contenedor en Logroño hace unos días, advierte el jefe de Bomberos, pueden derivar en incidentes mucho más graves, sobre todo en etapas de elevadas temperaturas, cuando una mera chispa puede desencadenar un fuego importante. «Esas acciones las provocan personas que no tienen percepción del riesgo real; dentro de los contenedores podemos encontrarnos todo tipo de productos que funcionan como combustible y si las llamas se propagan a un toldo o a un coche...».
Durante los episodios meteorológicos extremos también se activan los mecanismos de emergencias, señala León, que cita las fuertes rachas de viento o las tormentas intensas como los capítulos que implican más peligro. Por eso, aboga por huir de áreas arboladas o zonas inundables y reclama mantenimientos en los edificios cuyas fachadas contengan elementos susceptibles de desprendimientos. «Somos conscientes todos de que a veces estamos en riesgo, pero no actuamos para corregirlo», remarca el jefe de Bomberos, que agrega que «detrás de muchas intervenciones, hay asociadas conductas imprudentes o temerarias que podrían evitarse».
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