Dionisio Mendoza y Bianca Chirita, dentro de la barra del bar del Ayuntamiento. Irene Jadraque/Sadé Visual

Quedamos en el... Casa Consistorial

Un bar con horario de funcionario

Dionisio Mendoza gestiona la concesión del bar del Ayuntamiento, en el que llega a servir hasta 500 cafés al día

Nuria Alonso

Logroño

Lunes, 25 de agosto 2025, 07:39

Viendo el nombre oficial del bar que ocupa hoy esta sección, cualquiera diría que nos hemos metido en el Ayuntamiento de Logroño a trasegar y ... refrescar el gaznate a costa de todos los logroñeses. Pues no, pero casi. Y es que el edificio ideado por Rafael Moneo que hoy alberga la mayor parte de los servicios municipales, amén del popular rondo del 010, acoge (o casi esconde) un local hostelero de lo más peculiar. Aunque popularmente conocido como 'el bar del Ayuntamiento', su nombre real es Casa Consistorial y lo regenta desde hace poco más de un año Dionisio Mendoza.

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Los datos

  • Dirección Avenida de la Paz, 11.

  • Horario Horario. De 7.30 a 15 horas todos los días laborables. No opera por la tarde ni los festivos. Cierra en San Bernabé y San Mateo, pero abre todo el mes de agosto.

  • Precios El café cuesta un euro; los pinchos y los bocatitas, dos.

Con solera, sin historia

Al igual que su ubicación, el bar del Ayuntamiento arroja peculiaridades que no comparte con el resto de sus iguales de la ciudad. En el caso del Casa Consistorial, se trata de una concesión administrativa, a cuya subasta se presentó hace poco más de un año Dionisio Mendoza. Él mismo cuenta que, tras veinte años en el sector, «estaba harto de la esclavitud de la hostelería: de lunes a domingo, 12 horas al día; no era vida». Y en pleno año sabático o de reflexión, surgió una oportunidad irrechazable: asumir la gestión del bar del ayuntamiento con un horario fijo y sin ejercer los festivos.

Dionisio, un 'hacha' del café

El responsable del local sabe bien que gran parte de su clientela es fija, ya que el Ayuntamiento cobija laboralmente a casi un millar de empleados;pero también atiende a muchos clientes de paso, que se acercan al edificio a realizar gestiones y aprovechan para tomarse un café o un tentempié a media mañana. Y claro, el ajustado coste se agradece: un euro el café, dos euros los pinchos y bocatitas. Así lo marcaba en la oferta que presentó Dionisio para hacerse con la concesión, a sabiendas que era un precio muy goloso: «La parte económica de la proposición era la que más puntuaba».

Al principio, comenzó a llevar el local con su mujer, pero ahora ha incorporado a Bianca como camarera y le echa una mano su hija, que está a media jornada.

Jornada continua y sin festivos

Muchos son los detalles curiosos que jalonan el funcionamiento de este local y que ya figuraban en las condiciones de gestión. Más allá del precio, un evidente atractivo para los clientes, el horario del local tampoco es el convencional de los locales de hostelería. El Casa Consistorial atiende en las mismas horas de apertura del edificio matriz, por lo que funciona más o menos siguiendo la jornada laboral de los funcionarios municipales: entre las 7.30 y las 15 horas. Por las tardes, está cerrado y tampoco abre los festivos. «Pero abro todo el mes de agosto; solo cierro en San Bernabé y en San Mateo», apostilla Dionisio.

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Dado el particular horario del local, lo que más despacha cada mañana Dionisio son cafés: «Estoy tirando unos 500 cafés diarios y cerca de doscientos bocatitas en cada jornada». Y cuando llueve o hace mucho frío, incluso más. Además, sostiene que muchas de las bebidas son para llevar:«Baja un trabajador y se sube varios cafés para los compañeros». Hasta el punto de que muchas semanas se le quedan cortas las existencias de envases de café para llevar: «Nos traen 500 vasos y tapas los jueves, y hay semanas que tengo que llamar para que nos surtan de más».

El café es lo más socorrido, pero Dionisio también sirve, ya a última hora, «alguna cañita y algún vino». Y tortillas o bocatitas para llevar, cuando le piden los trabajadores del Ayuntamiento, por ejemplo, en los maratonianos días de pleno. Porque la nutrida barra del local dispone de bollería variada, bocadillos, emparedados y hasta seis tipos de tortillas, aunque sigue triunfando la clásica de patata.

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Confidencialidad en la barra

Si bien es cierto que Dionisio apenas lleva un año regentando este local, tiene experiencia en otros establecimientos para juzgar que en este, la gente se muestra algo más «civilizada»: «Son más educados: recogen las tazas y las acercan a la barra, no tiran al suelo los papeles o las servilletas...».

El periódico LA RIOJA siempre anda rondando por las mesas o por la barra y es un testigo mudo de todo lo que acontece entre las paredes del local, muy ruidosas por cierto porque los altísimos techos provocan una reverberación atronadora. Sin embargo, el bar del Ayuntamiento también es la sede en la que se producen negociaciones y conversaciones de los representantes municipales que, de vez en cuando, se dejan ver por su barra.

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Pero de eso Dionisio no suelta prenda. Ni quiere ni puede. Desvela que muchos miembros de la Corporación municipal bajan de sus despachos a tomar café en el local y allí mantienen conversaciones por las que cualquier periodista vendería media alma. Pero Dionisio no, aunque quisiera, porque tiene un contrato de confidencialidad que le obliga a guardar silencio: «No quiero saber nada de lo que hablan ellos; yo aquí, oír, ver y callar», dice con una sonrisa este experimentado hostelero que, en materia de política, trata «a todos por igual».

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