Nueva estación, nuevas calles

La estación de autobuses de Logroño tiene los días contados, pero su estética ha permanecido impasible desde 1958, cuando se inauguró tras una década de obras y de forma paralela a la estación de ferrocarril. El edificio, donde se crearían también 82 viviendas para el ayuntamiento, alumbraría dos nuevas calles a uno y otro lado. A su derecha, la avenida de Cascajos, que recibió el nombre de España poco después, proyectada como una gran avenida que conectase el autobús y el tren. Recortando el edificio a la izquierda, el pontífice coetáneo, Pío XII, denominaría la otra calle.

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