«Los transportistas vamos a la huelga porque a la vaca no se la puede ordeñar más»

– Aseguran que el anuncio del cobro de peajes fue la puntilla definitiva.

– Así es. A la vaca no se la puede ordeñar más. Pero es que tampoco se puede legislar así. Lanzaron lo de la tasa de autovías sin ni siquiera escuchar al sector y olvidando que por el Impuesto de Hidrocarburos, el Estado ingresa 19.000 millones de euros, de los que sólo 3.000 van propiamente al mantenimiento de las carreteras. A eso se ha sumado otro globo sonda: el de suprimir el gasóleo profesional, justo cuando el combustible se ha encarecido el 30% y cuando, además, la subida de precios de las materias primas, del acero en concreto, nos ha impactado de lleno, porque una cisterna nueva cuesta hoy 4.000 euros más que en enero. Pero es que todo esto se añade a los problemas que ya venimos padeciendo. Por un lado, la carga y descarga de las mercancías, me refiero a los transportistas de camiones de 24 toneladas, no a los repartidores de furgoneta, que es una cesión de mano gratuita a los cargadores que está prohibida por ley. Y, por otro, las horas de espera que tenemos que soportar para hacerlo. Juegan con nuestro tiempo, pero el de ellos es sagrado: como te pases un minuto de la hora pactada ya te puedes dar la vuelta con la mercancía porque anulan el pedido. Pero si te lo hacen ellos a ti te pueden dejar horas esperando para descargar. ¿Qué pasa? ¿Que nuestro tiempo y el de nuestros conductores no vale nada? ¿Dónde queda para nosotros la conciliación de la vida laboral y familiar? ¿Qué les puedes decir a tus trabajadores cuando sabes que muchos cargadores los ven como el último eslabón de la cadena con el que pueden hacer lo que les dé la gana? Por eso el Gobierno tiene que intervenir para que la Inspección de Trabajo actúe. Y así, al cargador que no cumpla, que lo crujan. En este país muchas veces funcionamos a golpe de sanción.

– La Ley de Ordenación de los Transportes lo prohibió hasta el 2013 cuando se introdujo un matiz: «Salvo pacto en contrario».

– Claro, los cargadores, que conforman un 'lobby' de presión brutal, consiguieron meter esa coletilla. Son muy pocos, frente a nosotros, que estamos muy atomizados. Ellos hablan con una única voz y nosotros somos muchas asociaciones nacionales. Pero es que, además, una cosa es que los conductores echen una mano en la carga y descarga para poder salir antes y otra muy distinta es que tengan que hacer por obligación unas funciones para las que ni están formados ni contratados y que deberían realizar los cargadores con personal propio. Y sin olvidar todos los problemas que conlleva esta situación. Porque si hay un daño en un palé, lo tiene que pagar la aseguradora del transportista. Si el trabajador sufre una lesión que derive en baja laboral, la asume la mutua del transportista. Por eso, el Gobierno debe intervenir, dejarse de globos sonda y cumplir sus promesas.

– ¿Se sienten abandonados por parte del Ministerio?

– Sí, no nos escucha. Es un poco surrealista: si consensuase con el sector tendría ya mucho ganado. Es lo que ocurrió con el Gobierno regional cuando se impuso el desvío obligatorio del tráfico pesado a la AP-68. Hablamos con la Comunidad, conseguimos una bonificación importante y nos beneficiamos todos, siendo conscientes de que vivimos de la sociedad y de que tenemos que buscar lo mejor para todos: menos accidentes mortales en la N-232 y nosotros ganamos en seguridad, en rapidez y en tiempos porque no hay atascos. Entre todos se repartió la carga. De lo contrario, que es lo que ha ocurrido, la gente se harta.

– Y entonces convoca huelga. Una huelga patronal. ¿No temen que la opinión pública se les vuelva en contra?

– Yo nunca he sido partidario de las huelgas, porque me recuerdan al siglo XIX. La huelga no es la solución de las cosas. Las cosas se solucionan en una reunión y, por supuesto, con la opinión pública de tu parte. Pero es muy triste que tengas un Gobierno que sólo te hace caso cuando pones los pies en la pared. Y sí, evidentemente es una huelga patronal: está convocada por autónomos que conducen su propio camión y por empresas que contamos con una flota. Pero quiero subrayar que entre nuestras reivindicaciones hay muchas que tienen como objetivo mejorar enormemente las condiciones laborales de los conductores, porque cuanto más se avance habrá más gente interesada en trabajar en el sector, que ha perdido todo su atractivo para los jóvenes –la edad media actual ronda los 50 años– por la dureza que conlleva, por el coste económico que suponen los carnés profesionales y por cómo son tratados los conductores en las cargas y descargas y los tiempos de espera. Si mejoramos todo ello podremos solventar el futuro, ya que se necesitarán 500 conductores en La Rioja (15.000 en todo el país) dentro de unos dos o tres años.

– Y también los salarios...

– Todo se puede mejorar, pero si conseguimos atajar todos los problemas que le acabo de comentar, los conductores ganarían en calidad de vida una barbaridad.