Testimonios de personas sin hogar: «No sé cómo he acabado aquí»
Aseguran que han intentado recuperar las riendas de su vida, pero no tienen confianza en lograr un futuro mejor
Alicia Fernández de Arcaya
Domingo, 17 de agosto 2025, 08:18
Las tres personas que protagonizan este artículo viven en situación de sinhogarismo en las calles de Logroño. Han sido entrevistadas a lo largo de la ... última semana y han optado por no desvelar su nombre para explicar cómo es su día a día y cómo se sienten en esta dura realidad.
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«Prefieren que me vaya a dormir a otro sitio, no delante de su casa»
S. llegó hace dos décadas a España desde Marruecos para trabajar de temporero. «Vine a ganarme la vida, a conseguir el pan». Ahora duerme en las calles de Logroño. «Nunca llegas a ganar lo suficiente para vivir, no queda otra», explica. Estas semanas el calor extremo recrudece su día a día. «La temperatura es agobiante, pero es mejor tener independencia». Hace referencia a los centros de acogida de los servicios sociales. «Hay muchas normas, es más agobiante aún que el calor».
S. desconfía de que su situación pueda cambiar: «La gente siempre me va a mirar mal. Ya saben por qué estoy aquí, lo que pasa es que prefieren que me vaya a dormir a otro sitio, no delante de su casa».
Con esta mochila y la esterilla no puedes encontrar trabajo»
La madre de G. murió cuando era un adolescente. Vivía entonces en Portugal y los servicios sociales no consiguieron reestabilizar su vida. Lleva desde la mayoría de edad «dando vueltas». «No recibí ninguna ayuda, me quedé tirado. He estado en muchos sitios, no sé ni cómo he acabado aquí», relata.
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G. ve los centros de acogida como una solución temporal, pero no como la vía para salir del hoyo que es la calle: «En los albergues siempre te dicen lo mismo, que está todo lleno. A veces te dan una plaza durante tres, cinco días... Luego otra vez a la calle».
Ha intentado, asegura, recuperar las riendas de su vida pero, «con esta mochila y la esterilla no puedes encontrar trabajo. ¿Quién te va a querer así?».
«Si seguimos así muchos acabarán como yo»
Los últimos años de la vida de C. han sido una ruta constante junto a sus dos perros, sin rastro de permanencia o estabilidad. «En los albergues no puedo entrar por las mascotas, y no quiero porque son como una cárcel. Si te pasas de la hora de llegada te quedas fuera. Y duermes con gente que no conoces de nada, hay mucho conflicto, robos, violencia...», dice.
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Reconoce que es duro vivir en la calle. «La mayoría de las noches te respetan, pero luego llega alguien que te la quiere liar y se pasa mal».
Cuando se le pregunta por el futuro no duda en lanzar su mensaje: «Los jóvenes tienen que juntarse para protestar por lo que es injusto. Si seguimos así muchos más acabarán como yo».
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