Desolación entre los vecinos del barrio Entre Ríos

Cientos de personas han acudido al mediodía de este viernes, coincidiendo con la salida de las clases en el CEIP Villa Patro de Lardero, al parque Entre Ríos para colocar flores en la zona de juegos en memoria del niño de 9 años que ayer apareció muerto, presuntamente asesinado por un hombre que resultó detenido. Si los ánimos en la noche del jueves, tras el suceso, se tensionaron, este vienes imperaba el silencio y la tristeza. Numerosos padres junto a sus hijos acudieron a este parque, muy cerca del lugar de los hechos, para depositar flores de recuerdo, la mayoría claveles blancos. También en la puerta del número 5 de la calle Río Linares se han depositado flores y peluches en memoria del niño fallecido.

Durante toda la mañana la habitual calma del barrio Entre Ríos de Lardero se ha visto interrumpida por la presencia de numerosos medios de comunicación, que informaban de lo sucedido. Héctor, vecino de la zona, valoraba que «esto es una tragedia, algo que piensas que nunca va a pasar pero no te puede fiar de nadie». Junto a él, Nadia exponía que «debería haber un control de la gente que ha hecho algo en el pasado, por lo menos que no vivan cerca de un colegio». Mayte, también presente, juzgaba que lo ocurrido «es horrible aprovecharse de la inocencia de un niño para hacer algo así». Hoy, en el CEIP Villa Patro, no ha habido música para informar del inicio de término de las clases y los alumnos, aunque a muchos de ellos todavía no se les ha explicado lo sucedido, ya perciben que algo ha pasado. Carolina, profesora del colegio, manifestaba su «frustración y dolor por la pérdida y por empatía con sus seres queridos».

«Es una vergüenza que esto se haya denunciado hace tiempo y no se haya hecho nada. Siempre se sentaba en un banco de esta plaza, lo conocíamos todo y lo intentábamos evitar, aunque no sabíamos sus antecedentes. Que pase esto es increíble, aquí hay varios niños que nos han dicho a los padres que les ha perseguido», relataba Andrés, molesto por lo ocurrido. Mari Carmen, vecina del detenido, confesaba su malestar: «No sabíamos que convivíamos con un asesino. Tenía que haber habido mucha más vigilancia».

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