La Rioja busca hogares para ampliar la actual cifra de 92 menores en acogimiento familiar

Una red ya tejida que precisa de nuevas hebras y nudos para fortalecerse, ser más extensa y dejar la institucionalización como último recurso. El Ejecutivo regional busca más hogares para aquellos menores bajo el cobijo de su paraguas, un llamamiento permanente, pero que se intensifica en estas fechas, en vísperas del Día Mundial del Acogimiento Familiar que, como cada año, se conmemora el 31 de mayo.

«En la actualidad tenemos 92 menores en acogimiento familiar –6 de urgencia, 31 en temporal y 55 en permanente, 12 de estos no tutelados– que están en 83 hogares, 58 de familia extensa (abuelos, tíos...) y 25 de familia ajena», detalla Marta Gómez, directora general de Servicios Sociales, quien añade que el departamento atiende a otros 127 menores en los pisos hogar, un recurso que, concreta, «está al 98% de su capacidad».

Con 11 familias que han sido ya declaradas aptas, pero todavía sin acogimiento formalizado, La Rioja necesitaría al menos duplicar las cifras actuales. «Siempre hacen falta más, tantas como menores tengamos bajo nuestra tutela, podríamos estimar que una treintena, cuarenta, cincuenta… Porque se va incrementando también el número de menores tutelados», recuerda Marta Gómez, quien, pese a los avances logrados gracias al eco de las campañas y promociones, admite que, «como ocurre en otras comunidades, aquí también nos faltan familias de acogida» para impulsar una estrategia que garantiza una mejor atención a los menores.

«Apostamos por la desinstitucionalización y, aunque evidentemente, los menores que están en los pisos hogar están atendidos perfectamente por profesionales maravillosos, nuestra prioridad dentro del sistema de protección de menores es el acogimiento familiar, que el menor pueda estar en el seno de una familia, porque es donde pueden desarrollarse de una forma plena e integral», defiende la directora general.

En esa estrategia, una de las novedades inminentes que quiere incluir Servicios Sociales es la de incorporar a las modalidades de acogimiento familiar de urgencia, temporal y permanente, la de fines de semana y periodos vacacionales. «Se trata de atraer a personas que igual no se ven capaces de comprometerse a un acogimiento más duradero y cotidiano en el día a día, pero que sí podrían hacerlo es esos periodos cortos donde les sería más fácil conciliar», aclara Marta Gómez.

Junto a diversos beneficios y las ayudas económicas previstas –415 euros mensuales por niño (518 si el menor tiene una discapacidad superior al 33%) y un suplemento de 312 euros al mes si el pequeño precisa de tratamiento psicológico (415 en caso de terapia familiar)–, la responsable de Servicios Sociales recuerda que «toda familia que se decida a acoger cuenta con el apoyo constante de la Administración, porque le aportamos recursos técnico profesionales y jurídicos y un seguimiento permanente».

Sin trabas por el modelo de familia, ya que cualquier persona puede ofrecerse al acogimiento, el proceso es tan sencillo como presentar la solicitud en Servicios Sociales, ser citado a una entrevista, ser declarado apto y completar un curso formativo. «Nosotros hacemos esa valoración y luego también el seguimiento tanto del acogimiento familiar, como de la familia biológica y de las medidas que se van a tomar. En cada caso, se valora y se determina siempre pensando en el menor, evidentemente», explica Mónica Uyarra Román, educadora y técnico del programa de Acogimiento Familiar de Servicios Sociales.

«Hacen falta más familias de acogida», incide, para destacar que «el recurso más potente que tenemos la Administración son las familias acogedoras, porque van a proporcionar al menor una vida donde esté seguro, donde estén pendientes de sus necesidades... Una vida como la del resto de los niños. Una familia puede cambiar la vida de un niño».

Aunque admite que «las familias suelen venir con miedo», la técnico aclara que «a través de la formación y del contacto les damos los recursos necesarios. Al final es algo muy intenso, pero también muy enriquecedor y todas las familias nos dicen que no solo se cambia la vida del niño, que es así, sino también la de ellos».

«Colaboramos con el Gobierno de La Rioja en hacer campañas de sensibilización y difusión de este programa, pero la labor más bonita es esa del acompañamiento tanto a las familias como a los niños y durante todo el proceso», explica, por su parte, Marta Angulo López, psicóloga y coordinadora del programa de Acogimiento Familiar de Cruz Roja, que se encarga de la gestión de los acogimientos en familia ajena.

«Hacemos un acompañamiento completo e individualizado a cada caso, desde el inicio, desde la parte en la que conocen a la familia con la que van a vivir, en el seguimiento durante la medida y también en los ceses, porque el objetivo de la medida es que el menor vuelva con su familia de origen», concreta la responsable de la entidad.

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