Un refugio para paliar la soledad de los mayores
Los riojanos que tienen más de 65 años y se sienten solos buscan acompañamiento en los 23 centros de día de La Rioja para relacionarse con gente en condiciones similares
María Aguirre
Domingo, 6 de julio 2025, 08:32
Irene Ubago, de 74 años, llegó al Centro de Día Gonzalo de Berceo de Logroño hace un año y medio, en enero de 2024. Se sentía sola, por primera vez en su vida, desde que había enviudado, cinco años antes. Y esto le hizo plantearse ir al Centro de Día Gonzalo de Berceo para estar rodeada de gente la mayor parte del tiempo.
Como ella, La Rioja cuenta con 17.000 personas mayores de 65 años que viven solas en una comunidad donde el 21,8% de la población supera esa edad, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
«La soledad no es solo no estar acompañados, sino sentirse solos aunque tengamos personas alrededor. En el caso de los mayores es emocional, porque muchas veces vienen con un condicionante de invisibilidad causado por no tenerles en cuenta», anticipa Elena García, directora del Centro de Día Gonzalo de Berceo.
En 2020, 15.867 personas de avanzada edad vivían en casas unipersonales y el Teléfono de la Esperanza de La Rioja tuvo un total de 1.912 llamadas de las cuales el 17% (325) eran de ancianos que se encontraban en soledad extrema. Un problema que, a pesar de no ser en absoluto nuevo, sigue viviéndose en silencio. El Teléfono respondió el año pasado a 8.000 llamadas, siendo el 75% (6.000) por soledad diagnosticada y 1.500 de usuarios que manifestaban ellos mismos esa soledad. Un abanico temporal donde el covid marcó un antes y un después, sobre todo en aquellas personas mayores que vivían sin compañía y tenían que mantenerse confinadas en sus hogares.
Quienes tenían algunos familiares y amigos cerca no podían verlos, pero los que no contaban con ese aliciente ni siquiera podían ver a la panadera o frutero de las tiendas de su barrio.
Sin embargo, las personas más jóvenes cuentan con recursos –como las redes sociales y diferentes canales de mensajería– que les ayudan a mantenerse conectados aunque sea a través de la distancia. Algo que las personas de edad avanzada no suelen tener. Por eso, esta realidad se agudiza aún más durante la vejez. Es en los centros de día donde trabajan dicha situación y esta parte de la población encuentra un lugar donde paliar este sentimiento.
23 centros
Actualmente en La Rioja hay 23 centros de día. El Gonzalo de Berceo es uno de ellos. «Aquí nos dedicamos a atender sus necesidades, hacerles sentir que forman parte de algo, establecer lazos sociales y acabar con ese sentimiento de soledad», explica su directora.
Cuentan con un total de 226 plazas –133 concertadas por el Gobierno de La Rioja y 93 privadas de las cuales 140 aproximadamente se encuentran ocupadas. Irene y Eugenia son dos de las usuarias. Dos historias que, a pesar de parecer totalmente diferentes por los motivos personales de cada una, tienen algo en común: sus protagonistas quieren estar con gente, no sentirse solas y mantenerse activas.
Eugenia tiene 95 años y, a pesar de su avanzada edad, vivía sola en Lardero. Fue un mareo lo que activó la voz de alarma e hizo que se fuese a vivir con su hija. Ahí decidieron ambas, hace unos cuatro años, que Eugenia –que en ese momento tenía 91– acudiese al centro de día. Actualmente va de 10.00 a 18.00 horas.
Ella admite que nunca se ha sentido como Irene porque «siempre estaba ocupada». «Iba a los jubilados y allí dábamos una vuelta por la carretera de Soria, íbamos de recados, hacíamos gimnasia, pintura, leíamos... Estaba muy entretenida», explica. Ambos casos, a pesar de sentirlo de diferente manera, desembocan en un mismo cauce: querer estar acompañadas, ver gente y salir de casa.
Este sentimiento, según la directora del centro, se genera porque «al vivir en una sociedad rápida, caemos en pensar que por ser mayores ya no aportan, y es todo lo contrario. Nosotros les escuchamos, nos enriquecemos con sus opiniones y vivencias, y es justo ahí donde conseguimos que se sientan grandes y valiosos».
Unas palabras que confirma Azahara Soro, una de las trabajadoras sociales: «Realizamos actividades para todos los gustos y circunstancias con la intención de paliar esa soledad», asegura. «Bingo, pintura, pasapalabra, sopa de letras, juegos de mesa y hasta encuentros con niños para promover las relaciones intergeneracionales», especifica. Incluso «todos los martes por la tarde hacemos terapia asistida con animales», apostilla.
Cómo trabajan
Desde el Centro de Día Gonzalo de Berceo –que trabaja con un modelo centrado en la persona– todos sus profesionales se encargan de seguir el ritmo de vida de cada usuario. «Desde que Irene y Eugenia entraron aquí les hemos escuchado, sabido qué es lo que quieren, lo que esperan de nosotros... Y así con todos, porque nos adaptamos a sus necesidades», explica la directora.
En el caso de Eugenia, que siempre ha tenido una vida muy activa, «se trata de mantenerle viva», señala mientras añade que «todo eso ayuda a mejorar las capacidades cognitivas y físicas». Unas decisiones que –independientemente del caso– se gestionan cumpliendo con el protocolo del centro, que se compone de una reunión con el equipo de trabajo que previamente ha sido informado por la evaluación de un trabajador social. Un paso que precede a la distribución de los usuarios en diferentes salas. Allí tienen cinco. «Les juntamos dependiendo de la situación personal de cada uno, porque así están con los más afines», comenta García. Esto «ayuda a generar un núcleo de pertenencia y que la persona en cuestión tenga una motivación para venir», subraya.
No obstante, tanto Elena como Azahara recalcan la importancia de que esta circunstancia no sólo se presenta entre los mayores, sino también en los propios familiares al sentir miedo o pena de tomar esta determinación. Por eso consideran primordial que uno de sus servicios se destine a ellos. «Ofrecemos diferentes grupos de apoyo psicológico por si lo necesitan. Además mantenemos una comunicación habitual con ellos para contarles cómo va todo y estén al corriente de los cambios o avances», concluyen.
Profesionales y servicios
75 expertos de diferentes áreas se encargan, día a día, de que el motor de esta asistencia diurna no pare. Trabajo social, terapia ocupacional, integración social, animación sociocultural y física, fisioterapia, podología, peluquería, servicio de cocina, auxiliares de atención directa (gerocultores) y servicio de transporte para aquellos usuarios que vivan lejos. Esos son los servicios que –bajo una coordinación, supervisión, dirección y gerencia– forman parte del Centro de Día Gonzalo de Berceo y garantizan una «calidad humana» necesaria en una sociedad donde este problema crece de manera invisible.
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