Ignacio Sáenz de Urturi
«Cada año que pasa tenemos más superficie forestal a la que enfrentarnos», advierte Saénz de Urturi
En un verano agitado por los incendios, el director general de Medio Natural, Ignacio Sáenz de Urturi, ingeniero de montes y agrónomo, reflexiona sobre los ... cuidados forestales en un nuevo escenario marcado por el cambio climático, el abandono de los antiguos usos agropecuarios y la despoblación rural.
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– ¿Está viviendo este verano con especial tensión, cruzando los dedos?
– A diferencia de los dos anteriores, este verano está siendo muy tenso, con unas circunstancias que no se habían dado en años precedentes. Pero tenemos un dispositivo muy profesional, con un grupo muy unido.
– A una primavera muy lluviosa le ha sucedido un agosto con altísimas temperaturas... ¿Hasta qué punto con estas circunstancias atmosféricas son inevitables los incendios?
– El hecho causal no se puede evitar. No se puede evitar que caiga un rayo, que alguien provoque un fuego intencionadamente o que haya una negligencia... Lo que sí se puede evitar es la disponibilidad que muestren nuestras masas forestales y la vulnerabilidad que presenten ante la propagación del fuego. Ahí es donde hay que estar preparados. Y eso pasa por una política preventiva en el resto del año.
– Cuando hablamos de prevenir, ¿a qué nos referimos exactamente?
– Tiene que ver con la realización de trabajos por parte de nuestras unidades de bomberos forestales y tampoco olvidemos la cantidad de propuestas que se sacan a licitación desde esta Consejería para diversas empresas del sector. Cuando hablo de trabajos forestales no hablo solo de tratamientos selvícolas, desbroces y clareos, sino de un concepto mucho más amplio, que incluye la mejora de pistas forestales, la creación y mantenimiento de los puntos de agua, la ejecución de infraestructuras ganaderas, como la instalación de abrevaderos en aquellas zonas en las que nos interesa que haya ganado para reducir carga de combustible... Es una estrategia mucho amplia que limpiar los montes.
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– Mencionaba los abrevaderos estratégicos... ¿Hasta qué punto el abandono de la ganadería extensiva es un problema?
– Es un problema. Es evidente que el abandono rural en los últimos cuarenta o cincuenta años es notable y la falta de ganadería extensiva hace que se produzca una matorralización de nuestros montes. Cada año que pasa tenemos más superficie forestal, a la cual debemos enfrentarnos. La ganadería extensiva es un pilar fundamental. Hay que fomentar su mantenimiento, y no solo para fijar población rural sino porque es un indicador de la salud de nuestros montes. Los usos ganaderos se han ido perdiendo, pero también se han perdido los aprovechamientos históricos que antaño teníamos en el monte. Cada vez hay menos explotación de la madera de leña para hogares, por ejemplo.
– Esos usos se han perdido y es muy difícil que se recuperen. ¿Eso exige sí o sí un trabajo extra de la administración o hay otras formas de abordarlo?
– El trabajo de la administración debe ir en dos líneas: por un lado, asumir la ejecución directa en aquellas zonas en las que ya no hay ganadería extensiva, y por otro, velar por el mantenimiento de la que aún se conserva.
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– El decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes, Eduardo Tolosano, criticaba en este periódico el escaso aprovechamiento de la biomasa y de los recursos económicos de los montes, muy inferior a la media europea. ¿Tenemos ahí también en La Rioja un camino por recorrer?
– Tenemos un camino por recorrer, aunque, pese al reducido tamaño de nuestra comunidad, disponemos de un gran número de aprovechamientos que para muchos pueblos de la sierra son una fuente de riqueza. De todos los aprovechamientos, no solo los maderables, el 15% va para la mejora del monte y el 85% va a las arcas de los municipios. No es solo una cuestión ambiental, también social y económica. Al margen de que tengamos puntos de mejora, en La Rioja estamos en buena situación.
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– ¿Hasta qué punto es cuestión de suerte que en La Rioja, en los últimos años, no haya habido un incendio de grandes dimensiones?
– No suelo encomendarme a la suerte, aunque reconozco que a veces pueda haberla. En La Rioja, la semana pasada, tuvimos una serie de incendios simultáneos como nunca habíamos tenido. Que su incidencia haya sido baja tiene que ver con dos cuestiones: en primer lugar, la rápida respuesta ante cualquier aviso de incendio. El que nuestra región sea de superficie reducida hace que esa capacidad de respuesta sea fundamental. Y la segunda cuestión es el dispositivo de incendios: tenemos doce unidades de bomberos forestales propias y cinco de Tragsa con una enorme profesionalidad, gran experiencia en el sector y mucho conocimiento del terreno.
– Sin embargo, los sindicatos han denunciado que no se cubren las vacantes en los bomberos forestales y que falta personal.
– Nosotros hemos marcado una hoja de ruta para acabar con la figura de los fijos discontinuos. Lo que queremos hacer es incrementar las plantillas en invierno de siete a ocho (por unidad) y que se mantengan fijas durante todo el año. Así lo hemos explicado a todas las organizaciones sindicales y estamos a falta de que Función Pública y Control Presupuestario nos den la aprobación.
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– Usted es ingeniero de montes y también agrónomo. ¿Hasta qué punto son compatibles los montes y la agricultura?
– Totalmente. Necesitamos a los agricultores y a los ganaderos para que hagan su labor medioambiental, que la hacen. Ya hemos visto cómo los agricultores son los primeros que colaboran para detener los incendios. Debemos hacer un esfuerzo por ambas partes. El sector agrícola y ganadero es el primer interesado en que no ocurran siniestros en sus zonas.
– En un artículo de 2021, el catedrático de Ingeniería Forestal Víctor Resco señalaba que un fuego con llamas mayores de dos metros y medio está ya fuera de la capacidad de extinción y que el esfuerzo se debería centrar «en desarrollar estructuras de paisaje donde esas llamas no se pudieran generar». Proponía, entre otras cosas, fomentar los paisajes en mosaico, repoblando por tramos discontinuos. ¿Es esa una tendencia que también en La Rioja se debería seguir?
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– Ya se sigue. Tanto por una cuestión de cambio climático como por una respuesta contra incendios. Necesitamos que nuestras masas forestales sean lo más resilientes posible frente a ambas circunstancias. ¿Cómo se consigue? En primer lugar, rompiendo la monoespecifidad de las masas forestales. Ya no nos sirven masas de la misma especie y de la misma edad. Esas estructuras son menos resistentes frente a incendios, frente a plagas y frente al cambio climático. ¿Cómo se pueden abordar estas estructuras en mosaico? Por ejemplo, en las repoblaciones de enriquecimiento, metiendo otras especies que hagan que sea más fácil atacar un incendio. Ese tipo de selvicultura se practica hoy en La Rioja.
– ¿Los cortafuegos de siempre sirven de algo?
– Sí, sí. Los cortafuegos tienen una anchura variable y en sus lados se abren fajas auxiliares. Los cortafuegos –y el ejemplo más claro lo tuvimos en Mansilla– tienen la labor de romper la continuidad forestal, tanto horizontal como vertical, pero también la de permitir el acceso a esos puntos. Si no hubiera sido por el cortafuegos, en Mansilla el incendio hubiera sido de una magnitud mayor.
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– ¿Tienen que tener los municipios riojanos un plan contra incendios?
– Deberían tenerlo. Se llama Pamif (Plan de Actuación Municipal ante Incendios Forestales). Me consta que cada vez hay más municipios que lo adoptan. Desde esta Dirección General, lo que hacemos es asesorar a los municipios, sobre todo en su interfaz urbano/forestal. Nosotros manejamos la gestión de los montes de utilidad pública, pero tenemos líneas de subvención para actuaciones de selvicultura en aquellos terrenos que son particulares o municipales. Una de esas líneas tiene que ver con la posibilidad de hacer tratamientos selvícolas en los anillos perimetrales de los municipios, sobre todo de la sierra, para rebajar la carga de combustible disponible y así reducir el riesgo de propagación de fuego.
– ¿Cree que tendremos más veranos como este? ¿Debemos acostumbrarnos a vivir bajo la amenaza del fuego?
– Creo que sí. Hay que estar siempre preparados. Aunque este haya sido un verano atípico por las elevadas precipitaciones en primavera y por una de ola de calor tan tardía y tan larga, se puede volver a repetir.
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