«Pedí el cierre de las residencias antes del de colegios pero Salud lo hizo después»

Pero entonces no trascendió el tremendo desencuentro existente entre Andreu y varios miembros de su gobierno, de su propio partido. Meses después, esta semana, Ana Santos, exconsejera de Servicios Sociales, ha sido cesada, junto con el secretario general del partido, Francisco Ocón, así como decenas de altos cargos afines al líder del PSOE. Una 'limpia' sin precedentes.

La presidenta justificó el golpe de mando como una necesidad de reestructuración ejecutiva ante la segunda ola de la pandemia, pero Santos, ya fuera del Gobierno, niega la mayor y advierte de que «precisamente éste es el peor momento para un cambio así porque habíamos, todos, aprendido mucho en la lucha contra el virus». Y, sobre todo, avisa de que no permitirá que se ponga en tela de juicio la gestión de su consejería sobre las residencias de mayores: «Pedimos su cierre antes que el de los colegios, una sectorización mucho más amplia e hicimos muchas propuestas que Salud ni siquiera contestó», revela.

-De «inexplicable». Así ha calificado el cese del exconsejero de Gobernanza y líder de su partido, Francisco Ocón. ¿Por qué?

-Porque lo es. Cientos de ciudadanos me están enviando mensajes esperando respuestas que no tengo. Entiendo que estén perplejos porque es el momento más inoportuno para hacer lo que se ha hecho. La presidenta adujo que todo venía motivado por el COVID, para estar preparados, pero precisamente porque el virus acecha había que haber aprovechado toda la experiencia que adquirimos. Por otra parte, no hay que olvidar que el Gobierno existe porque el PSOE ganó las elecciones. Que cesen a un secretario general es una sorpresa inmensa, pero más cuando venimos de una etapa extraordinaria, ganando elecciones cuando no las ganábamos desde hace más de 25 años.

-¿Cree que la presidenta no ha sido responsable?

-No voy a hablar de responsabilidad, pero sí quiero dejar claro que no comparto en absoluto su decisión. No porque salga yo del Gobierno, sino porque el virus está ahí y lo que requiere este momento es que los gobernantes proporcionen estabilidad con todo lo que han aprendido de la pandemia. Seremos buenos, malos o peores, pero este cambio es insensato. La Rioja lo había hecho bien durante la crisis sanitaria y había que aprovechar esa experiencia. Se podía haber mejorado la gestión de la crisis, pero en líneas generales se hizo bien.

-¿Qué razones le han dado para su despido?

-Ninguna.

-¿Cuándo y cómo se entera usted de que iba a ser cesada?

-La primera vez lo vi en su periódico, a principios de mes, pero nadie había hablado conmigo. A mí me lo comunicaron hora y media antes de hacerlo oficial.

-¿Se siente dolida?

-Triste, muy triste. Vine a la política porque en mi ADN está muy arraigado el sentido de la igualada y la justicia social, que son valores que encarna el PSOE. Estuve mucho tiempo como independiente y siempre me sentí apoyada y respetada por el partido. Estoy aún estupefacta, pero quiero pasar página. Voy a ser seguir peleando por aquello en lo que creo y lo voy a hacer desde otro espacio, desde el Parlamento, para impulsar que este proyecto socialista que votaron los ciudadanos se lleve a cabo por mi gobierno. No dudo de que así será, porque nada sería peor que una traición a tantos y tantos ciudadanos. Mi trabajo como diputada velará por ello.

-Su equipo apoyó su gestión con su dimisión. ¿Se ha puesto en tela de juicio su trabajo con el cese?

-Eso no lo permitiré jamás. He recibido cientos de mensajes de gente de la calle y en ese sentido creo que he salido por la puerta grande. Me ha sorprendido también la reacción de mis funcionarios, y los llamo así porque desde el primer día les transmití que eran cómplices de un proyecto. He concebido mi acción política como la de un equipo. Por eso creo que mi gente decidió dimitir. Había un objetivo común.

-¿Qué ocurrió durante la primera ola de la pandemia en las residencias de ancianos? ¿Se cuidó al 100% de nuestros mayores?

-Yo pedí el cierre de las residencias antes que el de los centros escolares, pero se hizo después. Veíamos que esa población era tremendamente vulnerable. La coordinación técnica entre Servicios Sociales, entre mi director general de Mayores y Dependencia, y entre Salud, entre el director general, Enrique Ramalle, o con el subdirector, Jorge Mínguez, funcionó perfectamente. Pero no puedo ocultar que la comunicación a otros niveles, entre la consejera de Salud y yo, fue más complicada. Somos personalidades muy diferentes. He hecho propuestas que no se han tenido en cuenta y que ni siquiera se han contestado. Se hablaba de la sectorización, entendida de una forma muy simple. Sectorizar no implica solo dividir en espacios a los residentes positivos, los sospechosos y las zonas limpias. Yo entendía la sectorización, y la UME también, de otra forma: abrir espacios más amplios ajenos a las residencias para alojar residentes.

-Una demanda, por cierto, de algunas de ellas...

-Así es. Y yo la propuse, pero no se llevó a efecto...

-¿Por qué?

-No se me respondió.

-¿Por el mando único?

-El mando único era un instrumento. La autoridad desde el 14 de marzo era Salud y la respeté hasta el final. De hecho, nunca la Consejería de Servicios Sociales tomó decisiones sin que fueran avaladas por Salud. Desde el minuto uno hasta anteayer. Ante la dificultad comunicativa de primer nivel que comentaba, propuse que se publicara un decreto que estableciera las funciones de cada uno, que eran diferentes: yo no 'curo' a las personas residentes, pero las 'cuido'. Tampoco tuve respuesta. Hemos trabajado incansablemente y tengo que agradecer a mi equipo, y hasta el último funcionario, su disposición a hacerlo sábados y domingos. He sido leal al Gobierno y no he contado nada hasta ahora, pero ya no formo parte de él. Se lloró mucho en mi consejería durante la pandemia y dijimos a las familias que hicimos todo lo posible. Eso lo vuelvo a decir ahora porque es verdad, con un reconocimiento expreso a todos los trabajadores de estos centros, que se han jugado la vida, incluso por 800 euros. Lo que digo no es por rencor. He pasado página, pero no voy a permitir que se enturbie o se ponga en duda el trabajo de mi equipo ni del primer al último funcionario de mi consejería.

-¿Por qué no se atendieron esas demandas?

-No tengo respuesta. La autoridad sanitaria tomaba las decisiones. Desde nuestra consejería, tratamos también de humanizar el drama, de forma que las personas que morían pudieran estar acompañadas. Luego, más adelante, que hubiera visitas muy controladas. Pero esas decisiones que nosotros proponíamos Salud las aceptaba, o no, o las modificaba.

-¿Me explica el famoso pósit del ordenador de la presidenta?

-(Ríe). No soy yo quien puede hacerlo. No le voy a engañar: me hice la pregunta, ¿seré yo?, pero nunca recibí una explicación. Por eso he detallado lo que, para mí, para mi equipo, era la sectorización, que iba mucho más allá de la que se hizo. Nuestra gestión ha sido avalada por las residencias. Les hemos dado voz planteando a Salud sus propuestas. De hecho, el Defensor del Pueblo, la Fiscalía y el Juzgado de lo Social han avalado la gestión del Gobierno de La Rioja en las residencias.

-¿Da la impresión de que alguien ya pedía su cabeza?

-Seguramente. Entiendo que la presidenta escucha a aquellas personas en quienes confía. Solo tiene que hacer usted un repaso y ver quién ha salido y quién ha ganado posiciones.