Julio Madrigal, en uno de los laboratorios de la Universidad de Valencia. LR

Julio Madrigal | Biólogo

«Me atraía mejorar la salud de la sociedad»

El biólogo logroñés forma parte de Onconourish, un proyecto de nutrición oncológica que ganó el premio FOODITY el pasado mes de octubre

María Aguirre

Lunes, 10 de noviembre 2025, 07:19

No se sabe demasiado sobre el origen de muchos tipos de cáncer». Esa frase, mencionada por su profesor de Biología, fue la que marcó a ... Julio Madrigal (Logroño, 1982) cuando cursaba los últimos años de Secundaria en el colegio Sagrado Corazón-Jesuitas de la capital riojana. Tanto fue así que decidió estudiar Biología en la Universidad Complutense de Madrid con el objetivo de ayudar a las personas con su trabajo. «Me atraía descubrir lo que todavía no se sabía y poder ayudar con ese conocimiento a mejorar la salud de la sociedad», rememora. Esto le llevó también a doctorarse en la Fundación Jiménez Díaz, pero entró «en bucle» con la publicación de artículos científicos y sentía que se «alejaba del foco principal». Una preocupación que trasladó a la doctora Ana María Cuervo, a quien conoció en un momento concreto de sus siete años de posdoctorado en Nueva York.

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En esta época, que estuvo marcada por no saber cómo usar su conocimiento para ayudar más de cerca a las personas, conoció a la doctora Sara Bañón Escandell, médica internista especializada en Nutrición en el Hospital de San Juan de Alicante. «Hablábamos frecuentemente de la importancia de la alimentación en enfermedades como el cáncer, tanto del origen como del tratamiento», rememora.

Pero el punto de inflexión fue Laura, la mejor amiga de Sara. «Le diagnosticaron cáncer de mama triple negativo –que es el de peor pronóstico– a los 38 años, así que quisimos ayudarle». Lo hicieron sin la confianza del oncólogo de Laura, quien les trasladó que «la alimentación no tenía ninguna influencia en su tratamiento ni para el desarrollo de su enfermedad». Sin embargo, «fue genial y a partir de aquel día sentí que por fin podía conseguir mi objetivo de ayudar a los demás», señala. La eficacia del proceso nutricional que siguieron con Laura hizo que tanto Julio como Sara dejasen sus trabajos para fundar IBIONS en el año 2021, un Instituto Biomédico de Nutrición y Salud que tiene su sede en Valencia: «Laura fue la semilla», recalca.

Punto de partida

«A nivel personal lo dejé todo. Un trabajo estable, bien remunerado y considerado, y di un salto al vacío»

Esta creación –con la evidencia científica como pilar fundamental– fue una novedad: «En hospitales punteros de EE UU se usa la nutrición y el ejercicio físico como herramientas terapéuticas asociadas a tratamientos hospitalarios oncológicos tradicionales –quimio, inmuno, radio, cirugía...– pero en España, no».

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En este instituto, en el que Madrigal es director científico, desarrollaron –bajo el consorcio formado por IBIONS, Datipic, una empresa valenciana de Inteligencia Artificial, y TheMovemen, una Asociación de Pacientes de Cáncer de Zaragoza– Onconourish, un proyecto con el que mejorar la adherencia de las personas con cáncer a los cambios nutricionales que llevan a cabo desde el propio centro valenciano. «Nuestra visión es que toda persona con cáncer tenga acceso a un tratamiento nutricional personalizado asociado al suyo oncológico», explica.

Creación de la dieta

El procedimiento que siguen para planificar cada plan nutricional –elaborado por Sara y bajo una supervisión que dura unos tres meses– empieza por estudiar «detenidamente» el historial clínico de cada paciente antes de realizar ninguna intervención. «Tipo de tumor, situación actual y desarrollar una anamnesis (historia clínica completa de la persona)», detalla. Para él, la tecnología «puede y debe» ayudarnos a mejorar estos procesos, pero «en la atención a la persona con cáncer nuestro enfoque es siempre humano», agrega.

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Proyecto

«Nuestra visión es que toda persona con cáncer tenga acceso a un tratamiento nutricional personalizado»

Sin embargo, el uso de la IA en la ideación de estas dietas oncológicas puede sorprender de primeras, pero Madrigal asegura que todas las respuestas que ofrece la propia aplicación de IBIONS (IBIONS360) están revisadas por el equipo médico, nutricional y científico: «Muchas personas tienen las mismas preguntas, por lo que una vez revisado ya puede automatizarse. Al final, la IA ayuda a mecanizar muchos otros procesos internos del equipo para poder dedicar más tiempo a lo que verdaderamente importa, la atención directa al paciente», sostiene. Por eso, la línea del proyecto se centra en ofrecer a los usuarios las herramientas necesarias para que registren su alimentación de forma «rápida y sencilla», además de generar menús, recetas o recomendaciones específicas para alternar productos. «Todo siguiendo el método cognitivo-conductual», aclara.

Cuando se le pregunta por las complicaciones, Madrigal no duda en que «el principal reto es poder unir nuestros esfuerzos a los de los oncólogos, porque desconfían de quienes intentan colaborar con ellos». Además, a nivel personal, «lo dejé todo. Un trabajo estable, bien remunerado y considerado, y di un salto al vacío».

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Unos desafíos que al final se han visto recompensados con la evolución de la iniciativa: «Empezamos con Laura y luego con más pacientes a través de videollamadas desde el salón de Sara Y ahora el proyecto está llegando a Zaragoza y Valencia. Da vértigo».

Futuro

«Quiero hacerlo llegar a otros hospitales, sobre todo a La Rioja, para devolver a mi tierra parte de lo que me ha dado»

Desarrollar una herramienta de IA que cumpliese con el objetivo y poder ser elegidos como el mejor proyecto les ha llevado casi un año. Pero el pasado mes de octubre lo consiguieron; ganaron el premio FOODITY. Se eligieron a seis consorcios que recibieron parte de la financiación y, tras un primer corte, seleccionaron tres proyectos. El día 18 en Bruselas eligieron al suyo como el mejor de todos. «Fue una alegría y una sensación tremenda, porque es un reconocimiento a nuestro trabajo y al haberlo dejado todo».

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Este proyecto, que podría decirse que comenzó en la mente de un chaval de Secundaria, y que se materializó años más tarde junto a su compañera Sara, lo quiere hacer llegar a más hospitales españoles y europeos, «sobre todo a La Rioja, para devolver a mi tierra parte de lo que me ha dado».

Una idea que cuenta con la misma esencia con la que partió: ayudar a mejorar la salud de otras personas.

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