Preparándole la cama a Brahim Gali
Alberto Lafuente asegura que fue el director de la Oficina de la Presidenta quien le pidió atender en el hospital San Pedro al líder del Frente Polisario
Brahim Gali pasó 45 días ingresado en el hospital San Pedro de Logroño, aquejado de COVID. Llegó el 18 de abril. Ingresó en el centro sanitario con personalidad falsa: se hizo llamar Mohamed Benbatouche. El secreto duró poco. Cuatro días después, el periódico parisino 'Jeune Afrique', con buenos contactos entre los servicios secretos marroquíes, desveló que el hombre ingresado en Logroño era en realidad Brahim Gali, jefe del Frente Polisario, presidente de la República Árabe Saharui Democrática y, por lo tanto, enemigo público de Marruecos, quien lo considera un terrorista. Gali, que estuvo varios días ingresado en la UCI, se recuperó y en la noche del 1 de junio, tan fugitivamente como había venido, se fue.
Su sombra, sin embargo, permanece. El juzgado de Instrucción número siete de Zaragoza abrió diligencias para esclarecer si hubo prevaricación, encubrimiento y falsedad documental al permitir la entrada en España del líder del Frente Polisario sin trámites de aduana. El magistrado, Rafael Lasala, ha citado a declarar como investigada a la exministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. Para completar el puzle, el juez tiene a su disposicón el informe recabado por la Policía Nacional sobre cómo se fraguó la llegada de Gali a Logroño.
Según el atestado, al que ha tenido acceso este periódico, fue el director de la Oficina de la Presidenta de La Rioja, Eliseo Sastre, quien le solicitó al gerente del Servicio Riojano de Salud (Seris), Alberto Lafuente, el ingreso en el hospital San Pedro de un paciente de COVID «dentro del ámbito de la ayuda humanitaria». El propio Lafuente se encargó de coordinar el envío de una ambulancia medicalizada del Seris para que trajera al enfermo desde el aeropuerto de Zaragoza. Lafuente transmitió el aviso al coordinador de la UCI, Fernando Martínez Soba, aunque sin revelarle la identidad del paciente. Según la declaración de Martínez Soba, el día 16 de abril Lafuente le avanzó por wasap que «un amigo suyo» le pedía «una cama UCI para un paciente de COVID que viene del extranjero». La petición se concretó dos días más tarde, por teléfono, cuando el gerente le confirmó que el misterioso enfermo iba a llegar esa misma tarde en vuelo desde Argelia y que era «un tema de cooperación internacional» del que no le podía decir más «porque era una solicitud de una persona que no le podía decir quién era». Durante la hospitalización, informaba diariamente al gerente del Seris de la evolución del paciente «ya que –declara– así se lo había solicitado».
Martínez Soba señaló ante la Policía que le había «llamado la atención» que el nombre de Mohamed Benbatouche, con el que se formalizó su ingreso en el hospital San Pedro, no se correspondiera con el que figuraba en los informes médicos. Solo conoció su verdadera identidad cuando, cuatro días después, la prensa reveló que el misterioso ocupante de la cama en la Unidad de Cuidados Intensivos era en realidad Brahim Gali. El gerente del Seris aseguró asimismo que no supo la verdadera personalidad de aquel enfermo hasta que lo leyó en los periódicos. El juez Lasala ha citado a declarar como testigo al director de la Oficina de la Presidenta, Eliseo Sastre.
El PP pide una comisión de investigación en el Parlamento riojano
El PP ha solicitado en el Parlamento de La Rioja la creación de una comisión de investigación para esclarecer «la trama riojana del caso Gali», según ha expuesto este lunes su portavoz en la Cámara regional, Jesús Ángel Garrido. Para Garrido, Andreu debería declarar voluntariamente ante el juez de Zaragoza que instruye la causa: «No cabe escudarse en su jefe de gabinete cuando es ella quien ha asumido toda la responsabilidad de unos hechos sobre los que existen numerosos interrogantes. Andreu ha pasado de colaborar con el Gobierno de España a colaborar con una imputada, la exministra González Laya, en la comisión de un presunto delito».