Juicio por el accidente mortal en Nalda

La fiscal mantiene que el accidente de Nalda «solo fue voluntad del acusado»

En el caso de la Fiscalía, su representante ha contemplado las dilaciones y el consumo de alcohol como atenuantes para pedir 11 años de cárcel (en vez de los 13 solicitados inicialmente). Mientras, la acusación particular, que representa a la familia, mantiene la solicitud de 15 años de prisión.

El jurado ha escuchado, en primer lugar, a las acusaciones, que han defendido la existencia de intencionalidad en el siniestro. «No hay otra causa que la voluntad del acusado. No concurren culpas. Fue una maniobra sorpresiva e imposible de evitar, una invasión brusca y completa. El acusado no rectificó ni hizo maniobras de frenado o evasión», ha argumentado. También ha hablado de las posibles intenciones suicidas del encausado, un joven soriano de 35 años. «Si hubiera querido suicidarse lo podía haber hecho de otra manera porque el dolor que ha producido a la familia de la víctima es inasumible», ha resumido.

En el caso de la letrada de la familia de la víctima, se ha mostrado muy disconforme con que el consumo de alcohol pueda rebajar la pena de cárcel, en caso de que el jurado considere al acusado autor de un homicidio doloso. «Su voluntad no quedó mermada por el consumo de alcohol», ha sostenido. «No hay otra causa que la voluntad del acusado. Fue una embetida brutal y directa», ha añadido. «Quiso matar y además iba bebido, no quiso matar porque iba bebido», ha esgrimido.

Ambas acusaciones, después de las pruebas documentales, testificales y periciales han aceptado dos variaciones. La primera, la eliminación en sus acusaciones del consumo de benzodiazepinas (tranquilizantes) al entender que se pudieron utilizar en Urgencias, tras el accidente, para tratar al acusado, que estuvo 22 días en coma después del choque. Y, en segundo lugar, rebajar la tasa de alcoholemia que figuraba en un principio en los informes de la Guardia Civil, de 0,72 miligramos por litro de aire a espirado a 0,66 por un error de cálculo a la hora de determinar el nivel en el momento del accidente (el análisis de laboratorio arrojó una tasa de 0,52 dos horas después de la colisión). «Pero no varía nada», ha defendido la letrada de la familia.

Tampoco varía, según las acusaciones, son las declaraciones del principal testigo ni los informes de los guardias civiles. «No fue un adelantamiento, lo dijeron los testigos y los agentes. Le dio igual ir contra la víctima que contra cualquier otra persona», ha incidido la abogada.

Esas intenciones de matar han sido negadas por el letrado de la defensa, que ha esgrimido que «todo gira sobre un testimonio y dos agentes que hicieron una investigación inductiva, no deductiva». «El testigo [taxista y copiloto de rallies y que compartió carretera y peligrosas maniobras con el acusado durante más de veinte kilómetros] ha mentido, ha inventado», ha dicho retrotrayéndose a su primera declaración y buscando contradicciones en sus testimonios. «Que fue a cazarlo lo dice nueve meses después de su primer testimonio. No sé por qué cambia la declaración de manera tan sustancial. ¿Por qué ha mentido? ¿Es un justiciero de la carretera?», ha esgrimido. Y, respecto a los agentes, pidió al jurado «no sacralizar a los agentes de la autoridad» y menos después de las «carencias, sesgos, imprecisiones y errores cometidos». «La Guardia Civil defiende un informe con carencias, omisiones y una única dirección encaminada al acusado», ha sentenciado.

El abogado también ha sostenido que no existía justificación para realizar el análisis de drogas o alcohol ni que «en 40 años de profesión había visto a dos agentes realizar a mano, delante de un tribunal, unos cálculos que en el atestado estaban mal». De la misma forma, abundó en que nadie puede ponerse en la cabeza del acusado y en las ligeras variaciones en las acusaciones pública y particular: «Ha pasado a ser un homicidio doloso sin intención de suicidarse».

Respecto al togado de la compañía de seguros, ha centrado su argumentación en explicar que la firma ya ha pagado a la familia del fallecido todo lo legalmente establecido, pero que el fiscal «duplica con creces la petición y la acusación particular la triplica». Y ha argumentado que las culpas del accidente podrían haber sido compartidas. Y ha leído una parte del atestado (el testimonio de otro conductor que circulaba por la N-111) en la que se citaba que el fallecido había realizado previamente un doble adelantamiento «arriesgado» y que incluso la colisión pudo producirse «después de que este adelantase a un camión».

Por parte del abogado del propietario del vehículo siniestrado (padre del encausado) se ha defendido que este no prestó el coche y que tomó «medidas razonables» para evitarlo. Además, ha recordado el positivo por cannabis de la víctima. «Dicen que se lo pudo tomar varios días antes pero en los resultados había THC y también metabolitos», ha añadido citando la «concurrencia de culpas» y eximiendo al padre de cualquier responsabilidad civil subsidiaria.

El acusado, en el turno de última palabra, ha declinado hablar: «Ya está todo dicho».