Sonia Tercero

Javier y Julia hacen historia frente al COVID en Haro

El centro jarrero, uno de los pocos totalmente libres de COVID durante las dos olas, recibió las primeras dosis del fármaco de Pfizer/BioNTech

Domingo, 27 de diciembre 2020

Todo comenzó en Haro. A principios del mes de marzo, antes de que el Gobierno central decretara el Estado de Alarma, las autoridades sanitarias, las regionales y las estatales, alertaban de la preocupante situación de la ciudad jarrera. Un entierro multitudinario a finales de febrero en Vitoria al que acudió una nutrida representación jarrera acabó importando el SARS CoV-2 a La Rioja. 'El Camarón', un vecino de Casalarreina, se convirtió en el paciente cero en la región. El 1 de marzo era ingresado en el Hospital Santiago Apóstol de Miranda de Ebro, pero para entonces el virus se había hecho fuerte en Haro y al otro lado del Ebro, en Lapuebla de la Barca. Menos de una semana después, la mayor parte de los 43 casos confirmados en La Rioja se concentraba en Haro, las cuarentenas obligatorias se disparaban y el centro de la capital del Rioja era tomado por la Guardia Civil (GAR incluido) para asegurar el cumplimiento de esos confinamientos. Fue la primera vez que muchos escucharon la expresión 'cierre perimetral'. Pero Haro no se cerró.

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Galería.

Ahora todo empieza a terminar en Haro. Diez meses después de aquellos días en los que los telediarios de medio país emitían en directo desde la plaza de la Paz jarrera con el Ayuntamiento jarrera y el quiosco de fondo, el principio del fin de la pandemia en La Rioja también ha sido en Haro. El circulo se cierra la capital de La Rioja Alta.

En las traseras de la plaza de toros jarrera, a apenas 800 metros de las calles Arrabal y Conde de Haro (epicentro del epicentro de aquel brote de marzo), está la residencia Madre de Dios que gestiona la Fundación Hogar Madre de Dios, uno de los pocos centros en La Rioja que ha logrado mantener a raya el coronavirus en la primera y en la segunda ola. Ese ha sido el centro elegido por el Gobierno de La Rioja para suministrar las primeras dosis de la primera vacuna contra el COVID-19, la de Pfizer/BioNTech. Javier Martín, 68 años de edad, fue el primero en recibir el pinchazo. Tras él, la cocinera del centro, Julia Rioja. Los dos, decía la directora de la residencia, Patricia Revuelta, «muy satisfechos» de estrenar esta campaña vacunal



Esos pinchazos llegaron más allá de las 12 horas de un día en el que Haro amaneció nublado y con una temperatura casi optima para conservar la vacuna de la farmacéutica alemana. A primera hora, en el exterior de la residencia, la rutina de un domingo navideño invadía las calles. Comenzó a romperse poco antes de las 10.30 horas, cuando algunos de los trabajadores llegaban al centro pese a no tener que trabajar. Una parte de ellos estaba citado para recibir la primera de las dosis de la vacuna. Alguno, «no muchos», decía la directora, se han mostrado reacios. Ese rechazo a la vacuna sí ha sorprendido en Servicios Sociales. La directora general de Dependencia, Discapacidad y Mayores, María Somalo, que llegaba poco después junto al consejero de Servicios Sociales, Pablo Rubio, confirmaba que en el conjunto de las residencias el rechazo a la vacuna es «mayor del esperado».

Las vacunas, 30 dosis que se inyectaron a 19 residentes y 11 trabajadores de un centro en el que viven 82 mayores atendidos por casi medio centenar de empleados, llegaron a las 11.08 horas. Un amplio dispositivo de seguridad, con ocho vehículos de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, hacían acto de presencia en la calle San Millán de la Cogolla de Haro y rompían definitivamente la normalidad custodiando a un vehículo del Servicio de Salud de La Rioja en el que viajaba el antídoto contra el virus. Los paseantes que desafiaban el frío jarrero se detenían ante el despliegue policial temiéndose lo peor y mostrando su alegría al conocer que el motivo real del dispositivo.

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Personal de la residencia Madre de Dios, junto a efectivos de la Guardia Civil.Sonia Tercero

Del interior del coche de Rioja Salud, dos enfermeras sacaron un maletín con material médico y una caja no demasiado grande que conservaba las dosis de la vacuna. Patricia Revuelta les recibía en el centro, lo mismo que a la consejera de Salud, Sara Alba, a su homólogo de Servicios Sociales, Pablo Rubio, al director general de Salud Pública, Pello Latasa, al subdirector general de Salud Pública, Rubén Vinagre, y a la directora general de Dependencia, Discapacidad y Mayores, María Somalo.

Javier Martín, residente de 68 años de edad, fue el primero en recibir el pinchazo. Tras él, Julia Rioja, cocinera del centro.

Junto a ellos, otros 18 usuarios del centro y una decena de empleados se convirtieron en los primeros riojanos en recibir ayer el antídoto desarrollado por Pfizer/BioNTech. Hoy la vacunación continuará en las otras seis residencias que se han hecho fuertes contra el virus y entre el personal de primera línea del Hospital San Pedro de Logroño.

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Llegada del equipo de Salud con las primeras dosis de la vacuna.Sonia Tercero

«Me dijeron el sábado que iba a ser el primero y me hizo mucha ilusión», explicaba ayer Javier Martín poco después de vacunarse. «Estoy encantado», apuntaba confiando en que pronto podrá cumplir su gran deseo: «Tengo unas ganas enormes de ver a mi nieto, que tiene nueve meses. Es muy duro tener que verlo a través de la valla de la residencia», reconocía. Tras él, Julia Rioja decía estar «orgullosa». «Es un privilegio. Esperemos que así por lo menos nos quiten el palito de la nariz», decía entre risas. «Hay que erradicar esta puñetera enfermedad de una vez», completaba contundente.

Entre aquel 1 de febrero en que 'el Camarón' fue ingresado en Miranda de Ebro y el pinchazo de Javier Martín han pasado diez meses que acumulan 582 tragedias en La Rioja, 286 de ellas en los centros de mayores de la región; casi 18.000 riojanos se han infectado con el virus que llegó de China; 51 personas continúan ingresadas en los centros hospitalarios de La Rioja, 14 de ellas en la UCI con un pronóstico preocupante; y a día de hoy hay 588 casos activos en La Rioja a expensas de ver el impacto de la Navidad en la curva estadística de la que todos somos expertos desde hace diez meses. Otras 6.500 personas están en cuarentena.

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Sonia Tercero

Alba reconocía el «orgullo» que suponía abrir la vacunación en La Rioja y explicaba que apenas había habido reticencias entre el personal del centro a ser vacunado, una realidad que choca, según reconoció María Somalo, con lo sucedido en el conjunto del sistema residencial: «El rechazo es mayor que el esperado», asumió.

Dentro de 21 días, los treinta vacunados ayer tienen otra cita con las enfermeras de Rioja Salud.

La inmunidad, en todo caso, tardará en llegar. Ese ha sido el primer paso de un proceso que será lento y que estará condicionado por el stock de dosis que recibirá La Rioja. Sanidad preveía esta semana contar a lo largo del primer trimestre con unas 35.000 dosis de una vacuna que ofrece la inmunidad con esta vacuna se alcanza con la segunda dosis, por lo que las autoridades sanitarias riojanas prevén que durante esos primeros tres meses habrá alrededor de 15.000 riojanos ya inmunizados contra el COVID-19. El principio del fin. En Haro. No podría haber sido en otro lugar.

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