Agricultura reconoce que la situación es «muy preocupante» para el agro riojano

En cuanto a los regadíos, preocupan, y mucho, frutas y cultivos hortícolas, especialmente en el Iregua, pero también en otras zonas: «Hay mucha gente que se está pensando si plantar hortalizas y es normal sin garantías de riego». Miñana señala que «ya se está regando patata, remolacha y guisante verde en La Rioja Alta, cuando lo habitual era para mediados de mayo, lo que implicará también más costes».

La directora general avanza que «en la reunión de ayer de la Mesa de la Sequía ya se habló de ayudas, pero hay que esperar a ver los partes de los seguros que van llegando. También podría haber apoyos para las comunidades de regantes por los altos costes y lo que, seguro, se será muy flexible en la aplicación de la PAC, con aplazamientos de compromisos o de cuadernos de explotación». «No vamos a obligar, por ejemplo, a sembrar girasol para cumplir ecoesquemas si no hay garantías por la sequía». Pero no sólo la agricultura preocupa, sino también la ganadería: «Tanto la posible falta de pastos como de agua, por lo que incluso habrá que estudiar con las organizaciones agrarias cómo garantizar al ganado el abastecimiento de agua en las zonas altas de la sierra».

En cuanto a los embalses regionales, que gestiona la Comunidad Autónoma –Leiva, Castroviejo y Regajo–, la situación tampoco es optimista, con un 40% de reserva de agua. Rubén Esteban, director general de Calidad Ambiental y Recursos Hídricos del Gobierno de La Rioja, confirma que «por el momento no hay restricciones porque seguimos, por ahora, en situación de 'normalidad', según las mediciones de la CHE, pero si llegamos a alerta o prealerta sí empezará a haberlas». «En este caso –detalla–, el primer uso es el caudal ecológico, luego el abastecimiento a la población, que sólo afectaría a Castroviejo porque es el único que no es exclusivo para riego –abastece a unas 25.000 personas–, y, en tercer lugar, los regadíos».

En el Yalde (Castroviejo), según confirma el presidente de los regantes, Juan Miguel Planchuelo, «ya estamos pidiendo agua para regar, aunque de momento no hay restricciones, pero es que tampoco se ha abierto el grifo». «Estamos a la espera de los protocolos –agrega–, pero también muy preocupados porque hay poca agua embalsada».