Imagen de archivo de las antiguas instalaciones papeleras.

Unipapel se queda en papel mojado

Del liderazgo del sector en España a la agonía de un posible cierre

María José González

Domingo, 22 de mayo 2016, 01:04

logroño. Bolsas de papel publicitarias con asas, sobres, cuadernos, libretas, blocs, folios, cuadernos de dibujo, carpetas clasificadoras, de anillas, de goma, archivadores... Difícilmente se podrá encontrar un hogar, una empresa o una administración en España sin productos de Unipapel. Una firma con raíces riojanas que conoció la gloria, la expansión, el liderazgo nacional del sector y que ahora vive sus momentos más críticos, según denuncian los trabajadores: impago de nóminas, falta de materia prima, caída de pedidos, pérdida de clientes...

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Unipapel, que antes se llamó Industrias Papyrus, fue formado en 1941, con un capital social de 1.202 euros (200.000 pesetas) por Eladio Bezares y Moisés Torrealba, procedentes de Torrealba y Bezares; Hermenegildo Martínez, de Imprenta Moderna, y Luis García Velasco, procedente de Manufacturera de Sobres de Valladolid. La fábrica estuvo inicialmente en unos bajos de República Argentina, propiedad de Torrealba y Bezares. Posteriormente se trasladó a la actual Juan XXIII, donde se dedicaba a la fabricación de sobres, que se hacían a mano en los primeros años. De hecho se la conocía como 'Fábrica de Sobres' más que por su denominación oficial . El personal era casi todo femenino. Su penúltima ubicación, antes del traslado definitivo al polígono de Cantabria en el 2006, fue en la carretera de Burgos.

Unipapel, como tal, nació en 1976 de la fusión de Papyrus con Segundo Moreno (Madrid) y Vascongada de Sobres y Bolsas (Tolosa). El 8 de mayo de 1986 fue admitida a cotización oficial en la Bolsa de Madrid. Era entonces la tercera empresa europea transformadora de papel. La firma cambió en el 2012 su nombre e identidad corporativa por el de Adveo, grupo nacido de la integración de la compañía riojana, Adimpo y Spicers.

El cártel de los sobres

Un año después se vio envuelta en el escándalo de los sobres electorales que implicó a 15 empresas: un cártel que dominó el reparto y los precios de los sobres electorales de comicios generales, autonómicos y municipales entre 1977 y el 2010. Competencia multó a Adveo con 20,5 millones de euros aunque, en aplicación del programa de clemencia, que perdona el pago de la sanción económica a quien denuncia el cártel, condonó 20 millones.

Hace dos años, Adveo vendió su unidad de negocio industrial -fabricación, impresión y distribución de sobres, manipulados y sistemas de archivo- a la firma de capital riesgo Springwater, con sede en Ginebra, por 16 millones de euros. «Y a partir de ahí llegó el declive, pasando de ser líderes del mercado en cuadernos y sobres a quedarnos sin clientes», lamentan los 64 trabajadores de la planta riojana, tan desanimados como sus compañeros de Madrid (170) y Guipúzcoa (72). Una tristeza mayor, si cabe, para quienes trabajar en Unipapel es una tradición familiar. «Yo he nacido con Unipapel y no me lo puedo creer», lamenta una de las empleadas: «Mi padre entró jovencito y estuvo cuarenta años hasta que se prejubiló a los 60. Ya falleció. Si viera lo que está ocurriendo... Madre mía».

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