Larrazabal y Salaverri logran su primera victoria juntos

«Las sensaciones no han sido las mejores, pero ganar siempre aporta alegría», resumía Salaverri tras acabar su partido en el Bizkaia de Bilbao. Lo cierto es que Larrazabal y el riojano mandaron desde el primer tanto en el marcador, aunque cedieron un número de tantos, diez, que ante otros rivales y otro día se pueden pagar con la derrota.

Larrazabal se mostró acertado en el remate, sobre todo con el gancho de aire. Comenzaron los de Baiko con dos errores de sus rivales antes de que el Alavés mostrase por primera vez la secuencia saque-remate. Mandaban 5-0 en el marcador, lo que les permitía administrar esa primera renta, pero cuatro fallos propios y dos aciertos del adversario propiciaron el primer empate, 6-6.

Aun así, Larrazabal y Salaverri no cedieron la iniciativa y marcaron diferencias. Primero 9-7 antes de ceder el empate, 9-9, tras un saque ganador de Murua. Y luego, 14-9. Esta ya era más seria. Larrazabal hacía y deshacía a su antojo cerca del frontis y obligaba a Eskuza. Un error de este, con la zurda, llevó el electrónico hasta el 14-9 antes de la última reacción del dúo de Aspe, que recortó diferencias hasta el 14-13 después de un fallo con la zurda de Salaverri, dos pelotas a la contracancha de Larrazabal y una cortada de Murua.

Había partido o se suponía que había. Larrazabal marcó un nuevo gancho ganador y enfrió las aspiraciones de sus rivales, que enlazaron tres fallos, dos de ellos del zaguero. El posible sorpaso dio paso a un 18-14 con el que irse al segundo descanso y pensar. La victoria de los de Baiko era muy real. Salaverri mandó la pelota al colchón superior, 18-15, pero Larrazabal se encargó de anular cualquier atisbo de esperanza con una volea al ancho como respuesta al saque de Murua. El alavés firmó dos tantos más, hasta el 21-15. Dos fallos de los de rojo mantuvieron el partido vivo, pero por poco tiempo. Larrazabal sumo su duodécimo tanto y zanjó la disputa. «Ahora hay que pensar en el lunes», dijo Salaverri.