El Calahorra vive en el día de la marmota

Llegaba el Calahorra con la necesidad de encontrar buenas sensaciones después de sus últimas actuaciones y especialmente tras perder en su visita al Ebro. Finalmente, lo que más cambió fue la imagen de La Planilla, sin aficionados que le diesen calor y color. Arrancaron los rojillos con la principal novedad en el once de Rayco en sustitución de Amorrortu, que por primera vez se quedó en el banquillo. Regresaba al esquema con un único pivote, Ortega, y una línea de cuatro por delante. Funcionó bien en otros partidos, este domingo no. La Mutilvera se mostró como un equipo intenso y ordenado, uno de los mejores de la temporada por méritos propios, con unas líneas muy juntas para impedir el juego interior de los rojillos, que terminaron volcándolo a la derecha, aunque sin acierto en centros y remates.

En el minuto 9, Víctor Andrés encontró un buen disparo desde la frontal, ajustando con potencia para obligar a Valencia a estirarse. Rayco lo intentó en una jugada personal en la que se entretuvo demasiado y posteriormente el canario peinó para habilitar a Nierga, en la mejor ocasión rojilla, pero el punta no fue contundente y el balón finalizó en saque de esquina. También Sota remató forzado un centro de Fran desde la derecha. Pero incluso en sus mejores acciones ofensivas, el Calahorra evidenciaba sus carencias, fuese por falta de imaginación como por errores en la finalización.

El conjunto rojillo mandaba de forma absoluta, como siempre, aunque con eso sigue siendo insuficiente. Incluso, individualmente a los jugadores se les nota lejos de su mejor nivel. Pese a todo, el Calahorra transmite superioridad y este domingo la Mutilvera, que llegaba en un gran momento de forma, apenas le inquietó. En la primera mitad, el equipo más goleador del grupo no tuvo ninguna ocasión.

Tras el descanso se esperaba que el Calahorra diese ese necesario paso al frente que tanto se le pide, pero regresó al guion de jornadas anteriores, dejándose ir poco a poco para dar alas a una Mutilvera que aprovechaba robos y rápidas salidas para asustar, como en una acción tras pérdida de Ramón en la que Urrutia, que recibió solo en el área, finalizó a las manos de Roberto. Por fortuna, un nuevo panorama se abrió al Calahorra con la expulsión del visitante Cisneros en el minuto 64. Quedaba tiempo de sobra para aprovechar esa superioridad, pero poco parecía haber cambiado e incluso la Mutilvera, demasiado cómoda, gozó de acercamientos.

Los cambios no variaron el rostro de un Calahorra fallón y precipitado, que en los compases finales encerró a su rival inocentemente. Ningún remate acabó entre los tres palos. En esas condiciones es complicado ganar un partido y es que el Calahorra se está volviendo un equipo previsible y sin chispa, y al que además parecen pesarle las altas expectativas que sobre sus hombros se han puesto. El cuadro rojillo sigue siendo el líder con merecimiento, pero necesita evolucionar en este último tramo de liga.

iego Martínez, acostumbrado a mantener un discurso moderado, reconoció este domingo el atasco ofensivo del equipo y la necesidad de encontrar nuevas vías hacia la portería contraria hasta calificarlo de «obsesión».

«Nos ha faltado un poquito de determinación, de leer bien esas últimas acciones y de las que hemos podido tener finalizarlas bien», señaló el técnico rojillo, que reconocía que «cuando llegamos a tres cuartos nos atascamos, no encontramos ese pasillo, esa finalización... Creo que a los jugadores les está pesando la responsabilidad».

Diego Martínez apuntaba que «tenemos más posesión, más control sobre el partido, pero al final no acabamos de hacer goles», valorando sobre el choque ante una Mutilvera «en buena dinámica» que «hemos sido superiores y dominadores pero nos falta ese gol que nos dé esa tranquilidad y confianza para jugar». Finalmente, incidió en que lo que resta son «seis finales».