Moncalvillo, juez de La Vuelta
La ronda española anuncia que la antepenúltima etapa discurrirá entre Logroño y Moncalvillo, que deslumbró con la lucha entre Roglic y Carapaz en 2020
De Lisboa a Madrid con Moncalvillo como puerto que definirá las cosas. Porque la Vuelta de España pisa nuevamente tierras riojanas. Dos años después, pero ... con otro recorrido, la 79 edición de la carrera por etapas más prestigiosa de la Península Ibérica regresa con la etapa 19 que será prácticamente definitiva. Será el viernes 6 de septiembre cuando el pelotón parta desde Logroño con un recorrido bastante llano para acabar en el exigente Alto de Moncalvillo, donde en el 2020 triunfó Roglic sobre Carapaz. Una etapa de 168 kilómetros que acabará en las antenas a 1.490 metros de altura.
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Antes de afrontar esa exigente subida de 6 kilómetros de distancia, con pendientes que llegan al 16 por ciento y con una media del 9,1 por ciento desde el cruce de la LR-341 y la subida, el pelotón saldrá hacia Haro a través de Fuenmayor y Cenicero. De ahí los ciclistas pisarán suelo burgalés, por Belorado y Fresneda del Río Tirón para subir el Puerto de Pradilla, de tercera categoría, antes de descender a Ezcaray.
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Entonces, la etapa 19 discurrirá por Santo Domingo de la Calzada y acudirá a Berceo, treinta kilómetros antes de llegar al inicio de la subida a Moncalvillo pasando por Cirueña, Villar de Torre, Badarán, Sotés y Hornos.
Ayer, durante la presentación de la Vuelta de España, Pedro Delgado y Carlos de Andrés, responsables desde hace muchos años de las retransmisiones del certamen recordaron el ascenso en el que Primoz Roglic y Richard Carapaz protagonizaron un duelo de titanes. «Es de los mejores momentos desde que comento las carreras», rememoró Delgado. «Los últimos tres o cuatro kilómetros son durísimos», especificó el exciclista murciano Alejandro Valverde. Y la ministra Pilar Alegría la catalogó como la «súper etapa» de la 79 edición de la Vuelta.
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En una nota, el Gobierno riojano se felicitó la celebración de esta etapa en tierras riojanas, «un hito no solo en el calendario deportivo sino también en cuanto a la enorme repercusión que la visita de la tercera prueba ciclista más importante del mundo supone a nivel social, turístico y económico para toda la región».
Se trata de una prueba deportiva que visitará La Rioja en septiembre, «con el esplendor de sus coloristas paisajes, la riqueza y plenitud de las viñas y el inicio de la vendimia en las bodegas». Una imagen que tendrá como apoyo desde el helicóptero de la organización con el resto de la orografía, la cultura y el patrimonio de La Rioja «con una cobertura en la que se podrá disfrutar de lugares como los monasterios de Yuso y Suso en San Millán de la Cogolla o la Abadía de Cañas, entre otros», recordó el Gobierno riojano en una nota de prensa.
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Será, sin lugar a dudas, una etapa que definirá mucho quiénes van a optar a ascender dos días más tarde, el 8 de septiembre, al cajón del podio que se instalará en el madrileño Paseo de la Castellana.
Pero los aficionados riojanos no solo gozarán de la etapa entre Logroño y Moncalvillo. El día anterior, el jueves 5 de septiembre, en una etapa entre Vitoria y Maeztu, en el parque natural de Izki (Álava), el pelotón pasará por La Rioja Alavesa. Se trata de una etapa de media montaña en Álava, con un puerto de segunda (Alto de Rivas de Tereso) y uno de primera, Herrera, a 45 kilómetros de meta, que podría servir para eliminar a los velocistas más puros. Los corredores rápidos que pasen bien la media montaña podrían ser favoritos en una jornada como esta, propicia para ver un esprint de un grupo reducido.
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Al día siguiente, será Moncalvillo el que tendrá la penúltima decisión de una Vuelta que regresa a los Lagos de Covadonga, al Cuitu Negro asturiano y que evita los Pirineos.
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