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Una enorme victoria de las de antes
El Ciudad de Logroño logró un triunfo de mérito con un balonmano de muchísima calidad ante el Bidasoa
Enorme. Colosal. Solo así se puede definir el soberbio triunfo del Ciudad de Logroño ante el Bidasoa Irún, unos de los gallitos de la categoría, ... por 39-33 después de una exhibición de juego suprema. De las que necesitaban los franjivino.
¡Qué primera parte la del Ciudad de Logroño! El equipo franjivino salió como un tiro, recordando a los históricos conjuntos capitalinos de las mejores épocas. Dominante, vibrante, eléctrico. Un placer para los aficionados. Por cierto, gran ambiente el que vivió este sábado el Palacio de los Deportes en un choque con ruidosa presencia de la hinchada visitante.
Las sensaciones de los de Miguel Ángel Velasco fueron fantásticas desde el inicio. Todo funcionaba y la calidad del balonmano de los locales era de muchos quilates. La portería, con un inspirado Markelau, se convertía en un muro por momentos. La defensa se movía al unísono, como una línea de un futbolín, ninguno fuera de la cuerda. Los contraataques aparecían tras robos y las transiciones llegaban con ventajas numéricas. El ataque fluía a una velocidad pasmosa, sin paradas de incertidumbre ni pases incorrectos y con soluciones que se traducían en goles.
Y el Bidasoa no podía hacer nada con su plantilla numerosa y de primer orden. Es verdad que pocas opciones de hacerse notar les dejaba un brillante Ciudad de Logroño que minimizaba los errores mientras que multiplicaba sus acciones positivas. Parecía que, por momentos, aparecían sobre la cancha del Palacio más camisetas franjivino de las consentidas. La actividad y el ritmo eran increíbles.
Los de Velasco dieron el primer tirón en el marcador para marcharse hasta un 8-3 que hasta se hacía escaso viendo los méritos de los locales. Serradilla ponía orden, concierto y goles, Javi Rodríguez ejecutaba desde el pivote y Doicou sumaba desde todas las partes del ataque, además de mostrarse infalible desde los siete metros. El delirio. Y cada vez que se acercaban los irundarras, el Logroño tenía la capacidad para volver a arrancar y volver a crecer. 18-13 al descanso y un regustillo sabrosón en la boca.
El Bidasoa subió el pistón pero el Ciudad de Logroño también. O, al menos, no lo bajó. Y ante este nivel de los franjivino pocos equipos en la liga pueden aguantar. Es verdad que se ha mostrado poco, pero cuando se ve no queda más que disfrutar e intentar pestañear lo menos posible para no perderse nada.
Se igualaron fuerzas pero solo hasta a tres goles de diferencia se llegó a acercar el Bidasoa por momentos. A ocho se pusieron los riojanos ya bien entrados en los últimos diez minutos (37-29). Jorge Pérez se sumó a la fiesta. Ya solo quedaba aguantar y, sobre todo, deleitarse. Porque fue de esas noches para gozar en la grada y en la pista. Porque este fue un partido de los de recordar y una victoria de las de antes.
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