Una campaña de objetivos conseguidos
Billete europeo. El Logroño sobrevivió a un mal inicio, fue subcampeón de Copa y acabó quinto en Liga
La temporada 2022/23 ya es historia para el Ciudad de Logroño. Una campaña en la que el conjunto riojano consiguió su objetivo de clasificarse para la EHF Liga Europea del curso que viene y que, en su tramo final, se le hizo eterna debido a la gran cantidad de lesionados que acumuló en su enfermería. Alguna de ellas, como la rotura del ligamento cruzado de Ángel Rivero, sumamente delicada para el próximo año. Pese a esto, el balance del año del Ciudad de Logroño resulta muy bueno en una campaña que fue de menos a más.
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El Ciudad de Logroño supo sortear muchísimas dificultades esta temporada. Un año que comenzó sin dos de sus primeras líneas, Leo Dutra y Edu Cadarso, ambos recuperándose de sendas lesiones de larga duración. También sufrió la marcha del pivote brasileño Leo Almeida en un puesto con demasiados efectivos: Javi García y Javi Rodríguez.
Al equipo de Miguel Ángel Velasco le costó arrancar. Así, quedó eliminado en la fase previa de Europa. Los benditos sorteos colocaron al Lemgo, todo un histórico de la Bundesliga alemana, en el camino de los franjivino. Los riojanos lo pelearon, incluso empataron en Logroño, pero la eliminatoria fue para los germanos.
Paralelamente, se inició la Asobal con demasiados titubeos. El primer equipo en sorprender al Ciudad de Logroño fue el Sinfín, en el que se estrenaba Rubén Garabaya. Los cántabros iniciaron una seguidilla de partidos en el Palacio de los Deportes, tradicionalmente un fortín para los locales, en los que se sucedieron las derrotas.
Con la única excepción de los encuentros ante el Bada Huesca (31-29, en la quinta jornada) y el Bidasoa –39-33 en el mejor encuentro de los franjivino–, el equipo de Velasco patinó una y otra vez en su casa. Especialmente dolorosa fue la abultada derrota ante el Granollers (24-35) a mediados de septiembre. Además de los vallesanos, del Palacio se marcharon victoriosos el Torrelavega (34-35), una de las sensaciones de la Liga Asobal; el Barcelona y el Anaitasuna en una primera vuelta desastrosa.
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Por aquel entonces, la portería compuesta por Jorge Pérez y un Sasha Markelau que estuvo varios partidos en el dique seco por una lesión en el dedo, mantenía los peores números de la liga. Sin embargo, y gracias a un arreón como visitante, el Ciudad de Logroño terminó la primera parte de la temporada en la sexta posición, con el objetivo europeo a tiro.
Fuga de talentos
En el parón invernal al Ciudad de Logroño se le presentó otro inconveniente que debía eludir: las bajas de tres de sus estandartes, Leo Dutra, Mamadou Diocou y Antonio Serradilla. El lateral brasileño se marchó a finales de diciembre al Vardar macedonio. Un mes más tarde, y a punto de iniciarse la segunda vuelta, el Oporto portugués pagó la cláusula de rescisión del primera línea zurdo. Y a mediados de febrero, el lateral izquierdo andaluz, una de las piezas clave en el entramado defensivo del equipo logroñés, adelantaba su marcha –prevista para julio– al Elverum noruego.
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Tres bajas sensibles que no auguraban nada bueno para un Ciudad de Logroño que se estrenó en la segunda vuelta con derrota en casa del Sinfín. Miguel Velasco señaló públicamente que era el momento de que otros jugadores con menos galones hasta ese momento dieran un paso al frente. Y apareció Juan Palomino, que hasta ese entonces disfrutaba de muy pocos minutos.
El excanterano del Barça formó una buena dupla defensiva con Javi Rodríguez, jugador que también destacaba en ataque. La defensa fue creciendo partido a partido y la portería empezó a parar lo que antes eran goles.
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Se unió al proyecto Luciano Silva, aunque todavía tiene mucho trabajo por delante. También llegó, pero bien entrada la segunda vuelta, el angoleño Ruben Gonçalves Ledi, pero no pudo debutar porque nunca llegó el 'transfer' y el primera línea se vio obligado a regresar a su país. El Ciudad de Logroño fue ganando confianza. Ismael El Korchi, de una primera vuelta floja, fue comprendiendo lo que necesitaba el equipo de él.
Regresó también de su lesión de rodilla Edu Cadarso, una incorporación importante, y Álvaro Preciado fue adquiriendo galones dentro de un equipo que empezó a ser mucho más regular, que además logró clasificarse a la Final a Ocho de la Copa del Rey tras derrotar con buenas sensaciones al Granollers en el Palacio. Unas semanas antes, a finales de febrero, los franjivino lograron, también ante los vallesanos, la primera victoria en suelo catalán, esta vez por la liga.
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Así las cosas, el sueño europeo empezó a ganar nitidez, mientras el equipo franjivino iba subiendo en la tabla clasificatoria, aunque la mejor de las noticias la recibió cuando se sorteó la Copa del Rey: por primera vez en mucho tiempo el conjunto dirigido por Velasco evitaba la llave del Barcelona, lo que abría las puertas de Europa por la vía rápida.
Un certamen que se disputó entre el 5 y el 7 de mayo en Santander. Los riojanos se midieron en cuartos de final al Cangas de Morrazo, equipo al que derrotaron con claridad por 31-18. El billete europeo lo consiguieron los franjivino al día siguiente, tras vencer con sufrimiento por 29-27 a un aguerrido Atlético Valladolid, que por esos días se jugaba la permanencia.
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Con el objetivo conseguido, el Ciudad de Logroño tuvo que sortear otro problema en el tramo final de una liga que acabó siendo eterna para los riojanos: las lesiones. Kisselev y Rivero se rompieron el ligamento cruzado; Edu Ortiz y Mahamadou Keita sufrieron roturas musculares y Álvaro Preciado jugó con muchos dolores en su tobillo izquierdo. Pese a todo, los logroñeses se hicieron con la quinta plaza en un curso que fue de menos a más.
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