Y, por fin, el Palacio
El Ciudad de Logroño logra el primer triunfo de la campaña como local con fases de buen juego y sufrimiento final
Tenía que llegar. Y era necesario que llegara cuanto antes. Lo hizo ante unos de los rivales más propicios, un Bada Huesca que no había ... ganado en sus diez visitas anteriores y solo había conseguido sacar un empate. Y, por fin, apareció el Palacio de los Deportes. Esa cancha que se convertía en mazmorra para los rivales.
Había pecado hasta ahora de una peligrosa fragilidad el Ciudad de Logroño y tocaba dar la cara para no estancarse en la zona peligrosa de la clasificación. Apenas se llevan cinco jornadas disputadas, pero cuando se está abajo cuesta más coger aire y el brazo se nota más rígido. Este sábado se logró el primer triunfo ante la afición por 31-29 y Miguel Ángel Velasco y los suyos ven las cosas con otra alegría, desde la perspectiva de que todo puede (y debe) ir a mejor y desde las sensaciones de reconocerse como el equipo que quieren ser en bastantes fases del partido.
Desde el inicio se veía otro brillo en los ojos de los franjivino que salieron con la intención de comerse el mundo. Con un Jorge Pérez acertado en la portería y una defensa desde la que se logran los éxitos y desde donde surge el juego franjivino se comenzó a fraguar el triunfo logroñés.
El cancerbero, espoleado por la rabia acumulada por los partidos anteriores en los que la portería no ayudó, celebraba cada parada como un pequeño triunfo que se iban acumulando para restar a los oscenses y sumar para los locales.
Serradilla se puso el traje de capitán general y lideró a sus compañeros en ataque y en defensa. Soberbio estuvo el sevillano al a hora de asumir la responsabilidad en un choque tan complicado y con un Ciudad de Logroño con muchas ausencias.
Llegó a tener tres goles a su favor el cuadro capitalino en el primer tercio del partido, pero no era el día para florituras. Tocaba sufrir y sacar el encuentro adelante. Contaba el triunfo. Nada más.
Entró a la lucha cuerpo a cuerpo el Bada Huesca y equilibró el choque, pese a que los de Velasco siempre marchaban un pasito por delante y en ningún momento dejaron que los aragoneses se pusieran por delante en el marcador.
Lo que estaba claro era que cuando el Logroño ajustaba en defensa, se sufría menos en ataque. Y desde atrás lograron los capitalinos recuperar los tres goles de renta (16-13). Tuvo la ocasión de dejar en dos la renta el Huesca desde el punto de penalti al descanso con el crono a cero, pero Jorge Pérez estaba por ayudar y detuvo la pena máxima. Subidón para irse al descanso de la mejor forma posible.
Regresó el choque y, tras unos minutos de aguantar la diferencia, dio un giro de tuerca más el Ciudad de Logroño. Ese que en duelos anteriores no había podido dar. Y se agrandó el conjunto franjivino para estirar su ventaja a unos tranquilizadores seis goles arriba (23-27) con veinte minutos por delante.
Pero este ya era un Logroño más reconocible, el que los aficionados del Palacio querían ver. El que no iba a dejar escapar su renta y ya, a favor de corriente, el intercambio de goles siempre favoreció a los locales.
Parecía todo hecho. Pero esta temporada toca pasarlo mal y, entre errores riojanos y decisiones arbitrales, los oscenses se acercaron hasta los dos goles con siete minutos todavía por delante (28-26). Tocaba apretar dientes y esquivar otra mala vuelta.
El Huesca se puso a uno (29-28). Cuatro minutos. Revoloteaban los fantasmas. Serradilla marcó y Markelau paró un penalti para reivindicar a los porteros del Ciudad de Logroño. Ya no pudo más el equipo visitante. Ya tenía la primera en casa el conjunto franjivino. Por fin resurgió el Palacio.
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