Tapas, cultura que se come a bocados

Y como muchas otras tradiciones en esta vida, su origen es incierto y son varias las versiones en torno a cómo surgió la tapa en nuestro país. Hay una leyenda que sitúa su aparición con Alfonso X en el siglo XIII, que impuso que el vino que se servía en mesones se acompañara de una pequeña porción de comida para evitar así que la bebida se subiera a la cabeza. No obstante, hay más orígenes posibles, también relacionados con la monarquía. El nombre de los Reyes Católicos también aparece como posibles 'instigadores' del nacimiento de las tapas, lo mismo que Alfonso XIII, que quedó sorprendido del ingenio de un mesero, al comprobar cómo ponía encima del vaso de vino un platito con jamón, tapando la parte superior de esa copa, para que no entraran las moscas (o el polvo). Tanto le gustó que el rey le pidió otro vino con otra 'tapita'.

Con el paso de los años era habitual ese gesto tan generoso por parte de meseros, taberneros y camareros, que con la bebida siempre servían una tapa –queso, jamón, chorizo, en un principio–. Y esa costumbre ha quedado arraigada en muchos de los establecimientos hasta nuestros días.

Tradición y evolución van de la mano en esta pequeña porción de alimento. De las primeras tapas 'sencillas', que aún persisten en bares y tabernas como cortesía de la casa, a las más modernas, que buscan condensar sabores y texturas diferentes en pequeños bocados, logrando convertir lo pequeño en algo extraordinario –nada sencillo de conseguir–. No resulta extraño comprobar cómo año tras año proliferan los concursos a la búsqueda de la mejor tapa nacional.

Tanta importancia ha cobrado la tapa en España que hasta tiene su propio día mundial, que se conmemora este lunes 16 de junio y que viene a poner en valor una de las tradiciones más arraigadas del país, el tapeo.

Aceitunas, patatas fritas, rebanadas de pan y encima algún embutido, entre otras propuestas más sencillas, cobran especial protagonismo en la cultura gastronómica de este país, que otros han copiado. Los reyes y reinas de las tapas varían en función de cada comunidad autónoma, que tira de productos autóctonos para elaborar esos bocados más originales. No obstante, hay clásicos que nunca pasan de moda como la ensaladilla rusa, las patatas bravas, los calamares rebozados, las croquetas o la tortilla de patata. Y aquí es donde surge la polémica a la hora de poner límites al concepto de tapa.

De cualquier manera, más allá de lo estrictamente gastronómico, alrededor de la tapa se crea toda una experiencia –cultural, gastronómica, social...–. Ir de tapas se ha convertido en seña de identidad, sobre todo en una región que puede presumir por ofrecer diferentes zonas de tapeo que despiertan el interés a base de elaborar auténticas joyas en miniatura, pensadas para el deleite y el compartir momentos de disfrute con amigos, familia o pareja –ahí reside en la actualidad la esencia de la tapa–. A veces, se confunde el concepto de tapa o pincho –más estrechamente relacionado, aunque no en exclusiva, con esas pequeñas porciones sujetadas a una rebanada de pan con un palillo y comúnmente más elaborados–. Pero para eso está el Diccionario de la Lengua Española.