Mesa para sobrevivir al calor del verano

Una cosa es que nuestra dieta tenga que ser equilibrada incluso en esta época del año tan ociosa y otra muy distinta que nuestro empeño en comer sano nos haga sentir como si viviéramos en una sauna permanente. Ni lo uno, ni lo otro. Nuestra mesa puede resultar muy refrescante y hay tres alimentos que nos ayudarán de manera decidida a conseguir este objetivo. Son la sandía, el pepino y la naranja. Hay más, sí; pero estos tres ocupan el podio, según revela un reciente informe difundido por la Universidad Europea. «La deshidratación y el uso de ropa inadecuada constituyen dos de los factores que más incrementan el riesgo de que el calor nos juegue una mala pasada», advierte el catedrático de Ciencias del Deporte Vicente Javier Clemente. Beber líquidos, especialmente agua, es esencial; pero en la dieta podemos encontrar productos casi tan refrescantes como un vaso de agua y un buen chapuzón.

La reina es la sandía, más incluso que el melón –que también es fantástico y le anda a la zaga–, pero aunque sea por poco, como hidratante, le gana. Hidrata, de hecho, casi tanto como el agua, porque el 91% de su composición es justo eso: agua y nada más. Su consumo está especialmente recomendado en niños y mayores, que suelen ser quienes más tienden a deshidratarse por sus mayores dificultades para sentir la sed. En unos, el mecanismo natural que nos alerta de que necesitamos beber es aún inmaduro y en otros falla como consecuencia del envejecimiento.

La sandía resulta, en consecuencia, muy diurética, lo que la convierte en un buen aliado para las personas con problemas de retención de líquidos, cálculos biliares, hipertensión y altos niveles de ácido úrico. Es, además, un alimento saciante, ideal para los comensales que piensen en controlar un poco su peso en verano; y por su contenido en fibra, un magnífico aliado del tránsito intestinal. Y sí, tiene otras ventajas, pero hoy hablamos de hidratación...

El pepino tiene que probarlo. Si es usted de los que aún le genera dudas, intente disfrutarlo sin prejuicios y descubra el bocado de frescor que esconde en su interior. Resulta incluso más refrescante que el tomate –los más deliciosos ya están en el mercado–, del que tampoco deberíamos olvidarnos porque también cuenta con una enorme capacidad hidratante.

Pero a lo que íbamos, pocos vegetales pueden tener a gala ser tan refrescantes y con tanto contenido en fibra como el pepino. Más del 95% de su contenido es agua pura. Coincide con la sandía en ser una auténtica fuente de potasio y vitaminas; y tiene además a su favor que resulta saciante y muy ligero. En definitiva, una joya.

De la trilogía, nos queda la naranja... ¡Ay, pobres naranjas, cuánto se ha dicho en contra de su zumo que no pueda ser corregido con un poco de su pulpa! No hay alimentos malos. Hay productos y platos que a algunos no nos sientan tan bien y ninguno del que se deba abusar. La naranja y su zumo –pero el de verdad, el que exprimimos en casa, no el de bote– contienen una amplia variedad de vitaminas y minerales, que nos ayudan no sólo a hidratarnos, sino también a cuidar nuestro equilibrio nutricional. Vitamina C, fibra, ácido fólico, potasio, betacaroteno...

No deje de lado las legumbres porque sea julio, que también aportan agua. Sobre todo guisantes, habas y judías. Póngase un plato más pequeño y combínelas en su dieta con ensaladas, pescado, verduras a la plancha... ¡Jo, qué bueno el verano!