Una verdura con pocas calorías

En algunas zonas de España empiezan a asomar las primeras berenjenas, un alimento de la familia de las solanáceas (como el tomate, la patata o el pimiento).

Es una verdura con gran contenido en agua, más de un 90%, lo que la convierte en un buen plato veraniego, ya que ayuda a mantener una correcta hidratación.

Durante años tuvo mala fama por ser tóxica, y es cierto que si no se cocina, tiene gran cantidad de solanina, un alcaloide que produce indigestión, aunque esto sólo ocurre en caso de consumir grandes cantidades y cruda. Será más digerible sometida al calor y frita lo es mucho más que cocida.

Su bajo aporte de calorías le incluye dentro de las verduras idóneas para dietas de control de peso, aunque también habrá que tener en cuenta el modo de cocinarla, puesto que rebozada aportará más calorías que asada con un poco de aceite de oliva virgen extra.

Aporta fibra, principalmente en su piel y semillas.

Destaca su contenido en hidratos de carbono (propiedad común en la mayoría de los alimentos de origen vegetal), además de ciertos nutrientes como el ácido fólico o el potasio.

Su característico color morado se debe a los antocianinos, que son unos pigmentos con propiedades anticancerígenas, antiinflamatorias y antioxidantes.

Dentro de la propiedades beneficiosas de la berenjena podemos encontrar la digestibilidad, (ya que si se cocina de manera adecuada, es ligera y de fácil digestión), que ayuda a mantener bajos los niveles de colesterol, también favorece el control del azúcar en sangre, es diurética y mejora la hipertensión (por su contenido en potasio), puede ayudar al funcionamiento del sistema nervioso (por su aporte de vitaminas del grupo B) y tiene un alto poder antioxidante.

A pesar de sus múltiples beneficios, también puede ser perjudicial en algunos casos, como en personas propensas a los cálculos renales, sobre todo si se consume en grandes cantidades, por su contenido en oxalatos, que forman cristales fácilmente.

Las berenjenas se pueden consumir como aperitivo a la plancha o en forma de crema para dipear, asadas en unas tostadas, rellenas al horno o en forma de rollitos, incluso formando parte de rellenos como croquetas o empanadillas. Hay tantas recetas con berenjena como días tiene el año.