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Detalle de la exposición 'Veneno que cura, veneno que mata', en las salas 3 y 4 de la Casa de las Ciencias. Juan Marín

Veneno del bueno en 400 dosis

La Casa de las Ciencias de Logroño acoge, hasta el 23 de marzo de 2025, una muestra sobre el fascinante mundo e historia del veneno

Martes, 26 de noviembre 2024, 19:10

Lo advirtió Paracelso en el siglo XVI: «La dosis hace el veneno». Pero este alquimista y médico suizo, considerado el padre de la toxicología, dijo ... aún más: «Dios no hizo los medicamentos, quería que los hiciésemos nosotros mismos». Recoge estas últimas palabras José Luis Méndez, comisario de la exposición recién estrenada en la Casa de las Ciencias con el título 'Veneno que cura, veneno que mata', porque precisamente sobre la prolongada y estrecha relación del hombre con el veneno versa esta atractiva muestra.

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Se dosifica en 21 vitrinas abigarradas de objetos y medicamentos; plantas, animales y minerales; libros, documentos y anuncios antiguos. Más de 400 piezas (además de 24 paneles y un vídeo) que ponen al visitante en contexto de los orígenes y posterior desarrollo del veneno; de su coexistencia natural con el hombre; de su participación en numerosos acontecimientos históricos, y de sus avances en la medicina.

Plantas, minerales, animales, objetos, libros, fotos y publicidad articulan esta exposición, que inicia su andadura en Logroño

Como explica su comisario, «nos centramos sobre todo en los siglos XIX y XX, a partir del descubrimiento de los primeros alcaloides, de la morfina. Tras los trabajos de los farmacólogos en sus boticas, con la primera revolución industrial se empieza a fabricar en grandes cantidades y aparece la publicidad, donde no se exigía tanto la composición de la medicina sino que se presentaba como un remedio para todo».

Diez años de producción

Ideada por Cultura Entretenida, 'Veneno que cura, veneno que mata' se podrá visitar hasta el 23 de marzo de 2025 en la Casa de las Ciencias, donde esta exposición inicia su andadura tras diez años de producción, en los que han intervenido historiadores, botánicos, biólogos….

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En cada vitrina «hay un cebo, una pieza única», apunta su comisario. Es el caso del ejemplar de 'Genera plantarum' del naturista del siglo XVIII Linneo, la recreación de un basilisco, un biberón de plomo o una mandrágora, la planta de las brujas.

La cicuta que acabó con Sócrates; la absenta de la que era habitual consumidor Van Gogh; el opio causante de dos guerras entre Gran Bretaña y China; la morfina que casi acaba con la vida de su descubridor, el farmacéutico Friedrich W. A. Sertürner; la tetrodotoxina del pez globo que tantos comensales japoneses se ha cobrado; el cianuro empleado en las cámaras de gas nazis... Estos y otros muchos venenos sorprenderán al visitante de esta didáctica y curiosa muestra, no exenta de su dosis de morbo. «Pero quienes vengan atraídos por el morbo queremos que salgan con un mensaje positivo y de enseñanza», concluye Francisco A. Molina, responsable de Cultura Entretenida.

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