Los tesoros que custodia Briones

Además, se encuentra sobre un cerro de 80 metros de altura desde el que se aprecian unas vistas espectaculares a los viñedos, la sierra de Toloño y un impresionante meandro del río Ebro.

Sin embargo, cuenta con más tesoros de los que se pueden apreciar a simple vista.

Uno de ellos es la botica del siglo XIX donada a la parroquia por María del Carmen Rabal, que está ubicada en la sacristía de la ermita del Cristo.

Aunque la distribución no es exactamente la original, se han instalado las mesas, los muebles, estantes, los botes con su contenido original, ventanas e incluso las cortinas, que bordó la propia María del Carmen. Casi mil piezas inventariadas y absolutamente hasta el último detalle ha sido rescatado, ordenado e iluminado, siguiendo de forma fiel el original emplazamiento de cada recipiente, libro y herramienta.

Un farmacéutico de Calahorra, Ismael, empezó a recopilar la colección en el último tercio del siglo XIX, en una planta baja de la plaza de España, frente al Ayuntamiento, donde ejerció como boticario. Fue su hija, María del Carmen, quien decidió mantener todo intacto, y posteriormente donarlo. La muestra se puede visitar contactando una cita previa con el párroco, el padre Ángel.

Pero hay otra joya oculta en Briones, no muy conocida a pesar de pertenecer a la colección del Museo de La Rioja. Se trata de la exposición de la Casa Encantada, ubicada en el majestuoso palacio del Marqués de San Nicolás.

Ya el continente es un característico edificio de la arquitectura barroca civil de La Rioja en el siglo XVIII, construido en piedra, con fachada principal a la Plaza Mayor decorada con hojarascas, conchas, rocallas y molduras quebradas adornando los huecos.

Y la exposición de su interior es un auténtico paseo por la historia rural riojana a través de elementos comunes en el día a día. Un viaje al pasado con los elementos que conformaban las diferentes dependencias de una casa: cocina, dormitorios, baños, utensilios de labranza en la planta baja, etc.

En la década de 1970, la Diputación Provincial de Logroño promovió la formación de un Museo Etnográfico de La Rioja con fondos recogidos en los pueblos abandonados de la Sierra de Cameros tras una despoblación rápida y generalizada desde unos años antes. Una circunstancia que ponía en peligro su cultura tradicional.

Pero la construcción del Museo Etnográfico de La Rioja sufrió una importante demora y después de un largo peregrinaje sus fondos pasaron por la Real Fábrica de Ezcaray donde se pretendió su instalación sin éxito hasta terminar en Briones de la mano del Museo de La Rioja.

A estos espacios expositivos en Briones se une el museo Vivanco, que muestra la historia y la evolución del vino.