El palco niega la oreja a Urdiales en Pamplona
El diestro riojano firma una tarde muy seria con dos faenas diferentes pero ambas de gran importancia. La primera tuvo petición mayoritaria que el presidente no quiso atender
ISABEL VIRUMBRALES
Martes, 12 de julio 2022, 21:42
Torear en Pamplona es un ejercicio al alcance de pocos. Abstraerse, olvidarse del barullo y sentirte solo con el toro en el ruedo requiere una ... capacidad de concentración admirable. Y si ya después de todo esto eres capaz de torear parando el tiempo, como mandan los cánones, es que llevas por nombre Diego Urdiales.
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En la tarde de este martes, el de Arnedo trenzaba su séptimo paseíllo en la centenaria plaza de toros de Pamplona. Y nada más ver salir de toriles a su primero, un Vegahermosa con clase, Urdiales lo tuvo claro. Lo sacó del tercio con ocho verónicas de esas que pellizcan las entrañas de aquellos que aman el toreo. El remate, una media torera, con las manos bajas y de sabor gran reserva. El recital capotero continuó con un gallego por chicuelinas vibrantes, encajadas, colmadas de torería para dejar al burel en la jurisdicción de Manuel Burgos. 'Selvalimpia', que así se llama el primero de la tarde, se dolió de la mano derecha en banderillas. Diego, muleta en mano y tras haber brindado al respetable, empezó la faena despacio, con mimo y dando ventaja al animal. Acto seguido cogió la muleta para interpretar el toreo con la mano izquierda. Cada natural era un pedazo del corazón torero de Diego. Muletazos sentidos, firmes, encajados, hondos y espaciados para que el de Vegahermosa repusiera. Volvió a la derecha y no contento remató la faena de nuevo al natural con una estocada entera. El toro dobló, pero el tercero anduvo poco diestro con la puntilla. El palco no atendió la petición. Diego saludó desde el tercio.
El de la merienda fue un toro bronco al que Urdiales no volvió la cara. Estuvo firme, sereno y con su toreo, el que no necesita adornos, logró sacar muletazos de un animal que no acaba de meterse en la pañosa, calamocheaba y finalizaba las series con la cara por arriba. Pero ahí había un torero que consiguió meter al astado en el canasto a base de colocación, técnica y la suavidad de sus muñecas. Una parte del público no se quiso enterar de la importancia de lo que estaba sucediendo en el ruedo. Faena muy seria. Diego hizo la cruz y dejó media estocada. El toro cayó rodado.
LA CORRIDA
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Plaza. Lleno en los tendidos.
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Ganaderías. Un toro de Vegahermosa, el primero, y cinto toros de Jandilla. 1º armónico, con fondo y mucha calidad en sus embestidas. Se lastimó la mano derecha. 2º con clase pero blando de manos. 3º menos entrega, salía con la cara suelta. 4º reservón y sin clase. 5º con calidad por ambos pitones, acompasado y buen son. 6º el más bronco del encierro, sin entrega y geniudo.
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Diego Urdiales. De azul marino y oro. Estocada entera, ovación con saludos desde el tercio tras petición. Pinchazo y media estocada muy agarrada. Palmas.
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Alejandro Talavante. De azul noche y oro. Pinchazo, metisaca y estocada. Silencio. Estocada y cuatro descabellos. Vuelta al ruedo.
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Ginés Marín. De guinda y oro. Estocada entera, tendida y suelta. Necesitó descabellar. Saludos. Estocada entera. Silencio.
Talavante regresaba a Pamplona tras cinco años de ausencia. Se topó con un lote de triunfo y no acabó de redondear su tarde. En su primero comenzó la faena de rodillas en los medios y los mejores pasajes llegaron al natural. En el quinto, un toro ovacionado en el arrastre, dio una vuelta al ruedo tras firmar una actuación que tuvo sus momentos de mayor solidez por el derecho.
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Ginés Marín se mostró firme toda la tarde. Destacó el toreo al natural en su primero, al que pasaportó de estocada entera. El cierra plaza fue el toro más complicado del encierro. Marín arriesgó y lo intentó por ambos pitones. El toro no quería. Ginés, a pesar del esfuerzo y una gran estocada, fue silenciado.
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