Ovación y silencio para Diego Urdiales en su regreso a la plaza de Sevilla

Sevilla se encuentra metida de lleno en una extraordinaria feria de San Miguel de dieciocho festejos. La suspensión de la Feria de Abril por la situación en aquel momento de la pandemia hizo que la empresa Pagés se plantease este ciclo de primera en el mes de septiembre. El torero de Arnedo hizo el paseíllo ayer miércoles, el primero de sus dos, junto a Daniel Luque y Rafael Serna. Era el cartel que estaba anunciado allá por el mes de abril.

Urdiales se las vio primero con un toro justo de fuerzas, que llegó a la muleta con poco son, aunque sí que sacó algo de calidad y se dejó, según relatan los portales especializados. Urdiales le planteó una faena correcta, trabajada e inteligente, pero le faltaba mucho al toro para que el toreo fluyese. Diego lo llevó por ambos pitones con su trazo tan personal, y tras una estocada fue ovacionado.

En el cuarto pudo desplegar su capote, con ritmo y compás, aunque fue algo muy breve. Cuatro o cinco verónicas, muy templadas, cargando la suerte y con buen son. La media con la que remató este ramillete caló en los tendidos. Ya con la muleta, Diego Urdiales se las vio con un toro que se apagó a medida que avanzaba la faena. No tomaba los vuelos con transmisión y la obra no cogió vuelo. Urdiales le aplicó una lidia medida. Antes de la estocada pinchó, y su labor fue silenciada.

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