Cuentan que cuando Urtain ganó el título europeo de pesos pesados ante Weiland, un boxeador con peluquín que parecía pelear solo por la suculenta bolsa, ... casi le deja KO en uno de los pocos combates que disputó que no parecían estar amañados. En el séptimo asalto, con la cara ya hecha un cromo, Urtain logró tumbarlo, ya casi contra pronóstico. Algo así le ha vuelto a suceder al Muwi que, contra las cuerdas por la lluvia, aguantó los asaltos más duros para redondear una jornada que se preveía fatal y acabó con un lleno histórico: más de 7.000 personas, según la organización.
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En la segunda jornada en Bodegas Franco Españolas la temida lluvia retrasó media hora el directo de Bulego. Y nada más. «Hemos estado a punto de cancelar el concierto. Es un sueño tocar con Amaral y Joe Crepúsculo. Hoy no hay tormenta que nos pare», saludó el cantante Tom Lizarazu y arrancó de nuevo el festival. Y tal vez lo más insólito fue que el público respondió desde el inicio. Con chubasqueros y paraguas ya hubo cientos de personas para ver a Bulego. A la gente no le importa que llueva. Al público le importa que se suspendan los conciertos.
En el caso de Bulego, grupo al que reclamó el público a gritos con paciencia bajo la lluvia, el público tenía razón. Porque fue una fiesta. Una fiesta a la luz del día. «Somos Bulego, venimos de Azkoitia y hacemos pop en euskera. Hemos venido con un solo objetivo: hacer bailar a Logroño en euskera», advirtió Tom Lizarazu. Y vaya si lo hicieron. Pocas bandas lo han conseguido así en el Muwi. Es la lengua vasca muy difícil para el pop, pero Bulego logra cuadrar el círculo con cierta estética de Freddy Mercury de su cantante y bastante frescura en sus ritmos. Todo esto, en Logroño, tiene un punto extravagante, hay que reconocerlo. «Hoy hemos conseguido que la música en euskera llegue a muchos corazones de diferentes lugares», expuso Lizarazu. Puede que Bulego haya sido el grupo que más espectadores haya atraído de fuera de todo el Muwi, si bien es cierto que País Vasco está a 500 metros de la bodega.
Smile -curiosamente el mismo nombre de la primera formación de Queen- comenzó su acústico bromeando con versionar a Oasis. Su propuesta, pese a su aire 'country', bien podría confundirse con Leiva unas veces y con Carlos Sadness otras. «Logroño, quizá no lo sabéis pero en Asturias y todo el norte somos como los Rolling Stones», bromeó de nuevo el cantante John Franks. Su pequeño concierto fue cálido y simpático. Para acabar tocaron, entre el público, 'Juntos' evocando la novela 'Hacia rutas salvajes' de Jon Krakauer que Sean Penn llevó al cine subrayando la frase «la felicidad solo es real si se comparte», y 'Gatoperro'. Y fue tan divertido y movido que no pareció un acústico. Hpy, en el Escenario Bordón, actúan de nuevo, ya en formato 'eléctrico'.
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Rodrigo Cuevas arrancó su actuación como pocas veces se ha visto el recinto de Muwi, hasta la bandera. Como con Rigoberta Bandini, Iván Ferreiro y poco más. Y quedaba Amaral. Además de su propuesta artística, inteligente e interesante, el tipo tiene bastante gracia. Tuvo que parar el concierto para que atendieran a un espectador en las primeras filas y, mientras tanto, bromeó: «Hay veces que no puedes soportar tanta sensualidad sobre un escenario y caes rendido». Después demostró estar al tanto de la actualidad de la ciudad: «No nos gustan las despedidas de soltera por La Laurel, que no nos dejan dormir». Y como guinda: «A veces con los heteros hay que tener mucho cuidado, que patinan. Yo no tengo nada contra los heteros, no soy heterófobo. Pero que lo sean en su casa».
Superadas las interrupciones y los chascarrillos, Cuevas dio forma a un concierto lleno de tradición, con jota, copla y un folclore al que imprime electrónica y danza moderna. Lo cierto es que adorna su espectáculo de una serie de elementos atractivos, como son los bailarines y sus discursos que, hay reconocer, son ocurrentes e ingeniosos, pero restan protagonismo a unas canciones que pierden sabor en directo.
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Durante el descanso entre Rodrigo Cuevas y Amaral la lluvia volvió a hacer acto de presencia pero justo paró al comenzar el directo del dúo aragonés. Otro pulso que le gana este Muwi a la lluvia. «Hemos venido a pasar toda la noche en Logroño», anunció Eva Amaral, y tocaron 'Toda la noche en la calle'. Inicio arrollador tras la primera 'Los días que pasan' y haciendo bailar y cantar a todo el público. Nunca se había visto el Muwi así. Y ya era hora.
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