Después del visionado de tres títulos de la filmografía del cineasta danés Lars von Trier, que a modo de retrospectiva ha programado la Filmoteca Rafael ... Azcona, se ha apreciado su indiscutible contribución al arte cinematográfico cuyos innovadores aportes dejan rastro deslumbrante también en la pieza 'Bailar en la oscuridad' (2000), que se podrá ver hoy a partir de las 19.30.
En diciembre habrá otra perla de su heterogéneo muestrario, 'Melancholia' (2021), pero antes es visita obligada al pase de esta noche para disfrutar, en sentido fílmico, de uno de los dramas más desgarradores y ásperos que se puede ver en una pantalla.
Von Trier, en el apogeo de una trayectoria imparable de propuestas autorales, personales e icónicas, conduce su portentosa imaginación al terreno del melodrama, registro que domina con una angustia bárbara, para trazar una historia desoladora en clave musical.
El atrevimiento genérico y estético, se mire como se mire, es brutal y brillante. Escribe un libreto sobre una mujer, Selma (Björk, premio de interpretación en Cannes), emigrante checa en los Estados Unidos, para armar un relato sobre la injusticia y la maldad humana.
Una premisa simple que la reviste de una orquestación sutil para reflejar el crudo realismo de una abnegada trabajadora que se está quedando ciega («Lo he visto todo y no hay nada más que ver», dice el personaje), siente que el sueño americano se desvanece y opta por aprovechar cualquier ruido de la fábrica como motor sonoro para entrar en su inconsciente de fantasía adornado por números musicales.
El maridaje drama/musical que aúna tragedia de espeso tenebrismo y los interludios (fugas) melódicos funciona con ritmo y belleza, y conforma una de las mejores películas del siglo XX, ganadora de la Palma de Oro y coronada por un reparto soberbio, con presencias como Catherine Deneuve, David Morse y Peter Stormare, entre otros.
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