«La música de Bach es emoción y sabiduría»
La Orquesta Barroca de Amsterdam, bajo la batuta de Koopman, abre esta tarde la temporada de otoño del Riojafórum
Ton Koopman (Zwolle, Países Bajos, 1944) es un hombre poseído desde niño por el espíritu de Johann Sebastian Bach (1685-1750), a cuyo estudio ... e interpretación ha dedicado casi toda su vida. Organista, clavecinista, pianista, musicólogo y director de orquesta, el nombre de Koopman aparece con asiduidad en los carteles de los mejores festivales de música barroca de todo el mundo y su batuta ha dirigido orquestas de primera línea como la Filarmónica de Berlín, la de Nueva York o la Sinfónica de Chicago. Logroño lo recibe hoy al frente de la Orquesta Barroca de Amsterdam, una agrupación, casi revolucionaria en su época, que él mismo fundó en 1979 para insuflar nueva vida a algunas de las obras capitales del barroco. Koopman es el gran nombre escogido para inaugurar esta noche la temporada de otoño del Riojafórum (Sala de Cámara, 20 horas) con un programa, cómo no, protagonizado por Bach ('Ofrenda musical' y 'Suite número dos'). Recién llegado de Dresde, en donde su orquesta actuó el martes, y horas antes de viajar a Logroño, la voz de Koopman suena al otro lado del teléfono con timbre apasionado, casi febril, hasta el punto de que a veces no duda en subrayar con tarareos sus explicaciones.
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– Usted ha interpretado y estudiado a Bach desde niño, ¿recuerda cuándo decidió dedicarle casi toda su vida profesional?
– Eso fue poco a poco, pero mi amor por Bach comenzó cuando era un niño. Estaba en un coro infantil y en Navidad teníamos que cantar algunas de sus cantatas. No había visto hasta entonces nada tan hermoso, tan emocionante. Qué genio. Cuando tenía diez años, empecé a tocar el órgano en la capilla con obras de Bach, Buxtehude y Frescobaldi. Pero Bach para mí fue el número uno desde el principio y lo ha sido durante toda mi vida.
«Debemos intentar comprender a una persona real, que vivió en ese tiempo y en ese lugar»
ENTENDER A BACH
«Descubrí a Bach en el coro infantil, una Navidad. Nunca había visto nada tan hermoso»
SU COMIENZO
«Déjale que te llene. Bach es capaz de tocar el corazón de una manera muy profunda»
CÓMO ESCUCHARLO
– Después de más de cuarenta años de estudio, ¿tiene todavía Bach secretos para usted?
– Sí. Muchas veces me he preguntado qué es lo que realmente quería hacer un genio como Bach con ese material. Para grabar todas las cantatas de Bach, por ejemplo, hice muchísimo trabajo de investigación, pero siempre había puntos sobre los que me hubiera gustado tener todavía mayor información y tiempo suficiente para encontrarla. Sin embargo, llega un momento en el que hay que decir: no tengas miedo, toca esta música y trata de entenderla porque ese fue el mayor deseo de Bach y esta música es demasiado buena como para tenerla encerrada en su concha. Espero que dentro de veinte años sepamos de Bach aún más de lo que sabemos ahora.
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– Veo que para usted la música alcanzó una cumbre casi mágica con Bach.
– Sí, para mí Bach es la excepción, es como Leonardo da Vinci, como Miguel Ángel... Gente única en el mundo. Bach está en ese nivel. Y debe ser tratado así, con enorme amor y cuidado para tocar su música lo mejor posible.
– ¿Por qué ha sido tan importante para usted no solo interpretar a Bach sino entender cómo sonaba su música en su tiempo?
– Porque nosotros estamos tocando la música de un periodo histórico que ya ha terminado. Debemos intentar comprender a una persona real, que vivió en aquellos siglos y en aquel preciso lugar, entender cuál era su idea de la música, su idea del 'tempo'... Muchos elementos están ahí encerrados. Esa ha sido siempre mi actitud: tratar de ser un buen estudiante y tratar de entenderle mejor.
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– ¿Pero podemos llegar a entender realmente a un músico de un tiempo tan diferente al nuestro?
– Creo que sí. Podemos entender a los pintores españoles de los siglos XVII y XVIII; solo necesitamos tomarnos nuestro tiempo para sentarnos frente a los cuadros y mirarlos bien. Con la música sucede lo mismo. Hay que pensar en la música de ese tiempo, en cómo sonaba y también esforzarnos por comprender su relación con la pintura o con la poesía de aquellos siglos porque los espectadores eran los mismos. Se trata, en definitiva, de entender todo ese tiempo histórico. Si conseguimos eso, estaremos más cerca del compositor.
– Su padre era músico de jazz y también una de sus hijas. ¿Siente que hay alguna relación entre el jazz y la música barroca?
– Mi padre fue músico de jazz, sí. Me gustaba verlo tocar porque disfrutaba realmente de la música. Lo mismo sucede con mi hija menor (Marieke), que es una grandísima cantante de jazz. He dado muchos conciertos para niños con ella, algunos de ellos incluso en España. Cuando ella estaba haciendo su primer CD con música de jazz de los años treinta y cuarenta, me invitó a acompañarla con el clavecín en un tema de Gershwin porque entonces ese instrumento formaba parte de los grupos de jazz y a la gente le gustaba su sonido. Yo dije lo intentaría pero que fuera sincera conmigo porque no tenía ninguna experiencia. Aprendí mucho. En Barcelona, dentro del festival 'Bachcelona', llegamos a actuar juntos en una sala de jazz, yo tocando el clavecín y ella cantando. Fue la primera vez que se oía un clavecín en la sala y una experiencia fantástica para mí.
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– Acaba de mencionar sus conciertos para niños. ¿Cómo podemos difundir la belleza de la música barroca entre la juventud? No parece este un buen momento, con tanto ruido, tanta pantalla y tantas distracciones ambientales.
– Esa es la razón por la que hago esos conciertos para niños con mi hija. Ella es capaz de atraer a la gente más joven, a los niños de hasta doce años de edad. Y creo que ese público es nuestra próxima audiencia. No sé si sucede así en España, pero en la mayoría de los países europeos se olvida que para los niños es fundamental escuchar música y que ellos están abiertos a todo. La música barroca les llega a los niños como puede llegarles a los veinteañeros porque tiene ritmo y porque enseguida ven cómo los músicos disfrutan tocando y aman lo que hacen, que es algo que va mucho más allá de hacer correctamente las cosas. Tenemos que correr la voz y conseguir que venga la gente joven a las salas porque estoy convencido de que, si lo logramos, luego ellos volverán. Pero hay que traerlos primero. Tampoco estaría de más organizar conciertos en los colegios, pero no se trata de explicarles qué es una sonata o una sinfonía, porque eso es muy difícil, sino de hablarles de música y de tocarla.
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– Mucha gente solo conoce de Bach la 'Tocata y fuga'. ¿Cómo les describiría su música? ¿Cómo deben acercarse a ella?
– La música de Bach es emoción y sabiduría. Bach es capaz de tocar nuestro corazón de una manera muy profunda. Pero también un gran compositor que es capaz de escribir todo lo que quiere sobre el papel, con un enorme conocimiento en la técnica de la fuga y del canon. Lo mejor es dejar que te llegue al corazón. Hay momentos en que llorarías y otros, como en el final de la Suite número dos, en los que te pondrías a bailar. Déjale que te llene. No intentes entenderlo todo o, mejor aún, trata de entenderlo en tu corazón y la próxima vez lo entenderás mejor.
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