Se acabó felizmente la feliz semana pantagruélica. Las fiestas populares son generosas y excesivas como banquetes de boda más pensados para estómagos que para paladares. ... Y, si el menú mateo incluía cuatro platazos teatrales en Bretón de los fogones, siendo municipal el bodegón, bien está abrir la carta para que todo hijo de vecino pueda darse un atracón comiendo comedias. Bien está lo que bien acaba.
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Nadie espera un Shakespeare –no sé por qué no– estos días raros de septiembre en los que el teatro logroñés parece llenarse solo. Larguísimas filas calle arriba y calle abajo cada noche de función. Seis mil álmax, qué exceso, qué afición. Y, aunque no sea excepción, ojalá cuando entren los de la motosierra y el lanzallamas a volver las cosas del revés el Teatro Bretón siga siendo la manifestación y trinchera cultural que es.
Para excesos, los de Agatha Christie, maestra en retorcer los recursos del misterio y la intriga policiaca. En sus exitosas novelas la culpable del crimen siempre es ella y el lector, la víctima complacida. Ocurre en 'Asesinato en el Orient Express', todo un clásico del género en el que el célebre detective Hércules Poirot vuelve a demostrar su infalibilidad ante una docena de sospechosos demasiado sospechosos, pero, además, se enfrenta a un dilema moral que pone a prueba su sentido de la verdad y la justicia, lo que convierte esta historia en extraordinaria por encima de otras tan similares como 'Muerte en el Nilo'. Quien conozca la novela ya entiende y quien no, que la lea o vea alguna de sus adaptaciones al cine, siempre superproducciones.
Asesinato en el Orient Express
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Intérpretes: Juanjo Artero, Jaime Vicedo, Helena Font, Ricardo Saiz, Juanan Lucena, Paco Pellicer, Mónica Zamora, Carmen Higueras, Candela Granell, Estela Muñoz y Fidel David
Adaptarla al teatro es un reto muy atrevido. El montaje de Pinkerton destaca por la solución y movimiento escénicos en la recreación del legendario y lujoso tren. Lamentablemente hay demasiadas apreturas: en la versión, obligada a recortar personajes, escenas y diálogos; en la dirección, que no profundiza en la trama interna del caso y precipita el desenlace; y en la interpretación, igual de superficial y afectada, incluida la de Juanjo Artero, un Poirot sin la personalidad del belga.
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Tan excesiva es la capacidad deductiva de su lógica como la capacidad chocante del absurdo que dejó Marc Camoletti en 'Pijama para seis', una comedia pasada de moda para que Gabino Diego vuelva a ser el zangolotino de siempre rodeado de colegas igualmente obligados a exagerar una farsa de líos de faldas en ropa de cama.
Pijama para seis
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Intérpretes: Gabino Diego, Jesús Cisneros, Amaia Vargas, Isabel Gaudí y Sabrina Praga.
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Teatro Bretón 25 y 26 de septiembre.
Fue digno remate a una semana de excesos y subgéneros: el melodrama según Toni Acosta, el sainete de Sobera, el dramita de misterio con Artero y el vodevil para Gabino. Todo festivamente exagerado. Pero bien está lo que bien y al fin acaba.
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